miércoles, 7 de octubre de 2009

La baja maternal

La Ley reconoce un permiso por baja maternal de 16 semanas ininterrumpidas, que se amplían en 2 por cada hijo en caso de parto múltiple (a 18 si son gemelos, a 20 si son trillizos...). La madre debe tomar seis tras el parto para recuperarse físicamente. Las otras 10 se pueden disfrutar antes o después del nacimiento. Las puede coger el padre o la madre si ambos trabajan, o de forma conjunta (5 semanas cada uno). El padre tiene un permiso de paternidad de 15 días, independiente del de la madre.
Cómo se pide

La baja maternal se solicita en las oficinas del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
Hay que llevar el DNI, el certificado de descanso por maternidad que entrega el servicio de salud y el libro de familia.
Si se solicita antes del parto o la adopción, habrá que adjuntar la inscripción registral del recién nacido o adoptado posteriormente.
Requisitos para cobrarla

La embarazada tiene que estar trabajando o cobrando el paro.
Menor de 21 años. No se exige periodo de cotización.
Entre 21 y 26 años. Debe haber cotizado 90 días, en los siete años previos a la fecha de parto, o 180 días a la largo de su vida laboral.
Mayor de 26 años. Debe haber cotizado un mínimo de 180 días a la Seguridad Social, en los siete años que preceden a la fecha del parto, o 360 días a lo largo de toda su vida laboral.
Casos especiales

A tiempo parcial

Existe la opción de tomar 6 semanas a tiempo completo y disfrutar el resto a tiempo parcial. Así, las 10 semanas restantes se transforman en 20 trabajando durante ese tiempo la mitad de la jornada laboral.
Si el niño es prematuro y/o precisa hospitalización prolongada

La baja maternal se puede prolongar hasta 13 semanas más (llegando a un máximo de 29 semanas en total) siempre y cuando el niño siga ingresado.
También existe la opción de tomar 6 semanas tras el parto y posponer las otras 10 para cuando el prematuro salga del hospital, con un permiso de dos horas diarias mientras el niño siga ingresado.
Si la baja maternal coincide con el periodo de vacaciones fijado en el calendario de la empresa

La trabajadora tiene derecho a disfrutar las vacaciones después de su baja maternal, incluso aunque haya terminado el año natural al que correspondan.
Muerte de la madre

Trabajara o no, el padre puede tomar la totalidad de la baja maternal.
Si fallece el bebé

También hay 16 semanas salvo que la madre pida reincorporarse antes.
Subsidio por maternidad

Las mujeres que reúnan el periodo mínimo de cotización para cobrar la prestación por maternidad pueden solicitar un subsidio equivalente al 100 por 100 del indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM).
Se cobra durante 42 días naturales después del parto.
¿Y después de la baja maternal?

Los trabajadores con niños pequeños gozan de algunas ventajas (reducción de jornada, excedencias...) que les ayudan a hacer compatibles la vida familiar y laboral. La mayoría de estos derechos figuran en el Estatuto de los Trabajadores y sus sucesivas modificaciones como, por ejemplo, la Ley de Igualdad de marzo de 2007, pero también conviene consultar el convenio colectivo de la empresa o el sector laboral al que pertenece la empresa, porque a veces incluyen mejoras.

Qué deportes se pueden practicar estando embarazada

Hace 20 años habría sido impensable aconsejar a una embarazada practicar deporte. Pero hoy en día sabemos que los beneficios son tantos que merece la pena hacer el esfuerzo. El ejercicio mejora el estado físico y si la madre se encuentra mejor, el niño lo nota. Estas son algunas actividades que puedes realizar durante esta etapa tan importante de tu vida.
Recomendaciones

Antes de empezar no olvides estirar los músculos y hacer ejercicios de precalentamiento.
También debes tener en cuenta estas recomendaciones:
Realizar la actividad de forma suave, sin llegar a la fatiga (que no falte el aliento).
Parar si aparece dolor, mareo, aumento excesivo de la frecuencia cardiaca o si, en cualquier momento, empiezas a encontrarte mal.
Durante el primer trimestre, extremar la precaución o evitar el ejercicio (salvo en las deportistas controladas por su ginecólogo).
Vigilar las posibles caídas, golpes e infecciones de orina (en la piscina), etc.

Actividades sencillas para entretener a tu bebé

Hasta que el bebé cumple el año, las mejores actividades para él son las que estimulan sus movimientos y sus sentidos. No es aconsejable que esté siempre sentado, así que te proponemos unas cuantas actividades y juegos para que tu bebé se entretenga lejos de la hamaquita.
Para que desarrolle su habilidad con las manos

En el segundo semestre de vida el bebé descubre la autonomía de sus manos y empieza a ejercitar sus deditos por separado, hasta ser capaz de coger objetos tan pequeños como un guisante. Es bueno dedicar unos minutos al día a estimular esas capacidad, con juegos de manos tan sencillos como los cinco lobitos, dar palmadas o dejarle que recoja pinzas de plástico esparcidas por la mesa y las meta en un vaso.
Vaciar y llenar, un juego fascinante para el bebé

También es conveniente dejar al bebé en el suelo, en un lugar seguro y siempre bajo la mirada adulta, para que manipule objetos con diferentes texturas. Llenar y vaciar suele ser una de sus actividades favoritas, así que si quieres tener a tu hijo un rato entretenido, no hay nada mejor que darle una caja con varios objetos dentro (lo suficientemente grandes para que no se los pueda tragar) y otra vacía, y animarle para que los traslade de una a otra.
Si le sientas en la gandulita, háblale

Aprovecha los ratos que está en su hamaca para hablarle, cambiando el tono de voz y la entonación. El lenguaje es vital para su desarrollo.
El parque, un paraíso de estímulos y diversión

Llevarle al parque para que se relacione con otros niños también es una buena opción. Al principio los bebés se limitan a mirarse o incluso se ignoran, pero hacia el año comienzan a intercambiarse los juguetes y se imitan entre sí.

El desayuno a partir de un año

A partir del primer cumpleaños, el niño puede ir dejando el biberón, para tomar la leche en vaso. Si toma el pecho, seguramente quiera comenzar el día con un buen aporte de leche de mamá. Te contamos cómo debe ser la primera comida del día.
¿Qué debe tomar para desayunar un niño de un año?

Además de un lácteo, que puede ser leche, pero también yogur o queso, se recomienda ofrecerle un cereal: podemos elegir entre un trozo de pan, galletas, una torta de maíz, un puñado de copos de avena blandos mezclados con la leche, para que los tome con cuchara, etc.
Si además toma una fruta (los pequeños solo comerán un gajo de mandarina, un trozo de manzana, medio plátano...), o un poquito de zumo natural, mejor.
También se puede añadir, de vez en cuando, mantequilla, mermelada, aceite de oliva o embutido.
Habrá días que el pequeño tenga más apetito que otros, incluso algunos se levantará sin ganas de comer, y hay que respetarlo.
En esta etapa lo más importante es crear el saludable hábito de sentarse a disfrutar de un desayuno variado, en familia y sin prisa, aunque haya que madrugar un poco más.

Los menús escolares

Estudios realizados por sociedades médicas y asociaciones de consumidores revelan que los menús que dan en los colegios no se ajustan a las recomendaciones dietéticas de los expertos. Los padres deben supervisarlos.
Los análisis detectan los siguientes defectos:
La mayoría de los menús escolares contienen mucha carne.
Aportan poca fruta. En algunos colegios este alimento solo se da tres días por semana. En cambio, los postres dulces, que no son necesarios, aparecen en algunos menús más de dos veces por semana.
Tienen poca verdura. Esta suele ir de guarnición, pocas veces se da de primer plato.
No suele haber legumbres y apenas incluyen pescado.
En algunas comunidades autónomas los colegios no ofrecen menús para alumnos con necesidades especiales, como celiacos o niños que tienen alergia a un alimento.
La carta no proporciona información detallada del menú. En algunos centros escolares no especifica el tipo de carne o de pescado, de qué es la guarnición o qué tipo de fruta incluye, lo que impide que los padres puedan completar el menú en casa.
Abusan de los alimentos precocinados; en algunos centros este tipo de platos se ofrece dos veces por semana.
¿Cómo mejorar el menú?

Los padres deben revisar el menú y observar que cumple los requisitos de la dieta saludable: baja en sal y en grasas y con muchas frutas, verduras y pescados.
Además, sea o no correcto el menú del colegio, es necesario completarlo en casa para conseguir una buena alimentación. Los padres han de saber cuántas raciones deben tomar los niños a lo largo del día de los distintos grupos de alimentos según la pirámide de la alimentación, y dar a sus hijos en la cena lo que les queda por tomar.
Estas son las raciones recomendadas:

Patatas, arroz, pan, pasta: 4-6 raciones/día.
Verduras: 2 al día.
Frutas: 3 al día.
Pescado: 3-4 a la semana.
Carnes magras, aves y huevos: 3-4 a la semana.
Legumbres: 3-4 raciones a la semana.

Crema de calabacín y quesitos

El calabacín es una verdura muy nutritiva que se puede preparar de mil maneras. Esta opción de crema de calabacín con quesitos es ideal para prepararla como plato principal de una cena. El cebollino picado por encima le dará toque de sabor a la crema.


Ingredientes

● 1 kilo y medio de calabacines.
● 2 cebollas.
● 8 quesitos.
● 2 pastillas de caldo de verdura.
● Mantequilla.
● Aceite de oliva.
● Agua.
● Sal.
● Pimienta molida.
● Un vasito de nata líquida.
● Cebollino.

Preparación

1. Pelar y cortar las cebollas y ponerlas a estofar en mitad de aceite de oliva y mitad de mantequilla.
2. Lavar y picar (con piel) los calabacines. Cuando la cebolla esté a medio hacer, añadir los calabacines, las dos pastillas de caldo y el agua necesaria para cubrir las verduras.
3. Dejar que hierva todo junto. Agregar sal, si hace falta, y pimienta (sólo para los mayores).
4. Cuando el calabacín esté tierno, triturarlo en la batidora con unas cucharadas del agua de cocer las verduras, los quesitos y un chorrito de nata líquida.
5. Servir caliente, adornada con cebollino picado.

Crema de tomates y queso

Esta receta es fácil y no te llevará mucho tiempo, basta con tener media hora para tenerla lista. Te proponemos un plato muy sabroso y nutritivo. Con este aspecto tan apetitoso, ¿quién podrá resistirse a tomarla?


Ingredientes

● 2 kilos de tomates.
● Aceite de oliva.
● Vinagre de Módena.
● Una cebolla.
● 250 g de queso blanco (mozzarella, Villalón, de cabra...).
● Unas hojas de albahaca.
● Un pepino.
● Sal.
● Pimienta molida.

Preparación

1. Escaldar los tomates en agua hirviendo durante cuatro minutos. Dejarlos enfriar un poco y, cuando estén templados, pelarlos, abrirlos a la mitad y sacarles todas las semillas.
2. Triturar los tomates en la batidora junto con el pepino pelado y cortado, la cebolla, una pizca de sal, aceite y vinagre.
3. Mezclar bien y guardarlo en el frigorífico.
4. En el momento de servir, regar con un chorrito de aceite de oliva. Cortar el queso en cuadrados pequeños y echar diez o doce en cada plato. Espolvorear con pimienta molida (sólo para los mayores) y adornar con las hojas de albahaca troceadas.

Naranja rellena

La naranja, la piña o el kiwi son de los alimentos con más contenido en vitamina C y deberían formar parte habitual de la dieta de los niños.

Con un poco de imaginación y gracias a la diversidad de colores que presentan las frutas, podemos elaborar recetas atractivas para los pequeños: hacer figuras con los gajos de naranja y mandarina, mezclar dos frutas, una cortada en cuadraditos y otra en tiras, hacer un castillo...

Una buena dosis de vitamina C presentada de forma atractiva que encantará a los pequeños.



Ingredientes

● 1/2 naranja.
● 1/2 rodaja de piña.
● 1 cucharadita de queso fresco.

Preparación

1. Ahuecar la media naranja y partir la pulpa extraída en trozos pequeños. Partir la media rodaja de piña en pedacitos de tamaño similar a los de la naranja.
2. Rellenar la cáscara de naranja con la fruta y poner el queso por encima. Servir a temperatura ambiente.

Empanadillas de atún a partir de 9 meses

Las empanadillas les encantan los niños, pero al ir fritas, el contenido calórico y graso aumenta, por lo que no se puede abusar de su consumo. Gracias a estas empanadillas los más pequeños tomarán pescado.

Las caseras son mucho más saludables que las empanadillas precocinadas, que suelen tener grasa, sodio y aditivos.



Ingredientes

● 12 obleas para empanadillas.
● 100 g de atún en aceite.
● 1/2 pimiento rojo picado.
● 1/2 cebolla picada.
● Un tomate maduro.
● Aceite de oliva.

Preparación

1. Escaldar el tomate, pelarlo y picarlo.
2. Calentar el aceite del atún con una cucharada de aceite de oliva en una sartén y rehogar la cebolla y el pimiento hasta que estén tiernos.
3. Añadir el tomate picado y el atún desmenuzado. Cocinar 10 minutos.
4. Repartir el relleno ya frío en las hojas de empanadillas. Mojar los bordes con agua y cerrarlas aplastándolos con un tenedor.
5. Freírlas en abundante aceite y dejarlas escurrir sobre una fuente forrada con papel absorbente.

Ensalada de aguacate a partir de 10 meses

El aguacate es un fruto rico en grasas monoinsaturadas, las mismas que tiene el aceite de oliva, muy beneficiosas para la salud.

Además, contiene vitamina E, que funciona como antioxidante, y minerales como el hierro, el fósforo o el magnesio.


Ingredientes

● 1/2 aguacate pequeño.
● Un trocito pequeño de cebolla.
● Unas gotas de zumo de limón.
● Una cucharadita de aceite de oliva.
● Una hoja de lechuga.

Preparación

1. Pelar el trocito de cebolla y trocearlo.
2. Quitar la pulpa del aguacate.
3. Poner ambos ingredientes en el vaso de la batidora eléctrica.
4. Agregar el aceite y el zumo de limón y batir hasta conseguir una crema.
5. Lavar la hoja de lechuga y cortarla en tiras. Ponerlas en un plato.
6. Añadir la crema de aguacate y servir enseguida.

Receta de pollo frito chino

Cuando preparamos los alimentos en tempura, conseguimos platos contundentes y muy sabrosos. Si optamos por esta receta de tempura de pollo obtendremos una delicia que fascinará a los pequeños de la casa. Aunque es un plato laborioso, el resultado merece la pena.


Ingredientes

● 3 pechugas de pollo.
● El zumo de dos limones pequeños.
● El zumo de tres naranjas.
● Un vaso de caldo de pollo.
● 2 cucharaditas de maizena.
● 2 cucharaditas de azúcar.
● 200 g de harina de tempura.
● Agua fría.
● Perejil picado.
● Aceite de oliva.
● Jengibre.
● Sal.
● Pimienta molida.

Preparación

1. Para preparar la salsa, disolver las dos cucharadas de maizena en un poco de caldo templado y mezclarlo después con el zumo de las naranjas y los limones, un pizca de perejil picado y el resto del caldo. Poner esta mezcla a fuego y añadir el azúcar, una pizca de sal y pimienta y un poco de jengibre rallado. Dejar que cueza a fuego lento de 15 a 20 minutos.
2. Mezclar la harina de tempura con agua hasta que se disuelva y tenga una consistencia semi-espesa (como para rebozar).
3. Cortar las pechugas de pollo en trozos y echarles sal. Pasar los trozos por la tempura, escurrir el exceso y freírlos en aceite de oliva muy caliente, separados para que no se pegue (hay que tener en cuenta que la tem
pura al freírse crece).
4. Dejar que escurra unos minutos sobre papel de cocina y servir acompañados de la salsa servida en un cuenco aparte.

Receta china de Gambas agridulces con arroz

La tradición oriental dice que cada comensal debe tener su propio cuenco de arroz blanco sobre el que se irán poniendo porciones de diferentes alimentos. En este caso la propuesta es un plato de gambas agridulces con arroz, otro de los grandes clásicos de la cocina oriental.


Ingredientes

● 3 docenas de gambas gordas.
● 3 cucharadas de aceite.
● 2 dientes de ajo.
● Una cebolla.
● Un puerro.
● 4 cucharadas de azúcar.
● Un vaso de caldo de pollo.
● Dos vasos de jugo de piña.
● Una lata pequeña de rodajas de piña.
● Un pimiento verde.
● 3 cucharadas de salsa de soja.
● 2 cucharadas de maizena.
● 2 tomates.
● Vinagre de vino.
● Ralladura de naranja.
● 350 g de arroz Basmati.
● Sal.

Preparación

1. Picar el puerro, la cebolla, el ajo y el pimiento verde y rehogarlo todo en aceite de oliva.
2. Cuando la verdura esté tierna, añadir los tomates pelados y picados, las rodajas de piña cortadas en trozos y bien escurridas. Agregar un vaso de jugo de piña, otro de caldo de pollo, las tres cucharadas de salsa de soja y un chorrito de vinagre.
3. Dejar que se haga todo junto durante cinco minutos y añadir el azúcar, la ralladura de naranja y la maizena, disuelta en un chorrito de caldo caliente. Remover al fuego, hasta que espese, retirar y reservar, manteniendo el calor.
4. Cocer el arroz en abundante agua con sal, hasta que esté tierno por fuera y aún un poco duro por dentro, escurrirlo bien y dejarlo un rato tapado hasta el momento de servir.
5. Pelar las gambas en crudo, dejándoles el extremo de la cola y cocerlas en la salsa agridulce que teníamos reservada, durante tres o cuatro minutos.
6. Pasado este tiempo, sacar las gambas y servirlas con las verduras sobre una cama de arroz y con parte de la salsa.

Receta china de ternera salteada

La mayor parte de la cocina oriental se prepara y se sirve en pequeños trozos, una idea que a los niños les encanta. Estas tiras de ternera salteadas son una excelente opción para servirlas como plato único en una cena familiar.


Ingredientes

● 4 filetes de ternera grandes cortados en tiritas.
● 2 puerros.
● Una cebolla.
● Dos cucharadas soperas de brotes de soja.
● Una zanahoria.
● Un pimiento rojo.
● Un pimiento verde.
● Dos tomates.
● Aceite de oliva.
● Una pastilla de caldo de carne.
● Un paquete pequeño de tallarines chinos.
● Un vaso de vino blanco.
● Sal.

Preparación

1. Lavar y picar muy menuditos los puerros, la zanahoria y la cebolla, cortar los pimientos en tiras y el tomate en cuadraditos. Saltear las verduras en una sartén o en un wok con aceite de oliva. Cuando estén al dente, añadir los brotes de soja, la pastilla de caldo y el vino blanco.
2. Cocer, aparte, los tallarines en agua hirviendo con una pizca de sal. Cuando estén al dente, escurrirlos y ponerlos en un cuenco grande.
3. Rehogar las tiras de filete en la misma sartén en la que hemos hecho las verduras y al jugo que quede, añadirle un chorrito de aceite de oliva.
4. Servir la carne mezclada con las verduras y los brotes de soja sobre una cama de tallarines.

Receta china de Pollo con tallarines

ara elaborar esta receta podemos utilizar tallarines chinos o elegir unos espaguetis convencionales que sean muy finos. Este plato, típico de la cocina oriental, es muy sabroso y a nuestros hijos les encantará porque tiene dos de sus ingredientes preferidos: pasta y pollo.


Ingredientes

● Un pollo deshuesado y cortado en tacos pequeños.
● Una cebolla.
● 2 cucharadas soperas de salsa de tomate casera.
● Una cucharada de brotes de soja.
● Un ramillete de brócoli.
● Un paquete de tallarines chinos (se pueden sustituir por espaguetis tradicionales, muy finos).
● Un vaso de vino blanco.
● Aceite de oliva.
● Una pastilla de caldo de pollo.
● Sal.

Preparación

1. Cortar el brócoli en ramilletes pequeños y cocerlo en agua hirviendo con una pizca de sal. Escurrirlo muy bien.
2. Echar sal a los trozos de pollo y saltearlos en aceite de oliva (poco) a fuego moderado. Agregar la cebolla muy picadita, la pastilla de caldo y el vaso de vino blanco. Cuando el pollo esté casi hecho, incoporporar las dos cucharadas de salsa de tomate.
3. Mientras, cocer los tallarines chinos en agua hirviendo con una pizca de sal (como la pasta italiana). Cuando estén al dente, sacarlos y añadirlos a la cazuela donde se está haciendo el pollo.
4. Añadir después el brócoli y, por último, los brotes de soja.

Receta de rollitos de primavera

Este clásico de la cocina oriental es fácil de preparar y está buenísimo. Además de muy sabroso y nutritivo. Las verduras son su ingrediente principal así que ya tenemos una excusa para que los niños no se resistan a tomarlas. ¡A disfrutar de la comida china!


Ingredientes

● 250 g de col blanca o repollo.
● Un puerro.
● Una cebolla.
● 100 g de champiñones.
● 4 cucharadas soperas de brotes de soja.
● Aceite de oliva.
● Salsa de soja.
● Una zanahoria grande.
● Sal.
● Pimienta molida.
● Jengibre (optativo).
● Masa para rollitos (láminas muy finas hechas de harina de arroz. De venta en tiendas de productos orientales o naturales).

Preparación

1. Lavar todas las verduras y cortarlas muy menuditas, como para juliana. Saltearlas con aceite de oliva y una pizca de sal y pimienta en una sartén honda (mejor aún en un wok), durante cinco minutos a fuego fuerte. Pasado este tiempo, agregar los brotes de soja y una pizca de jengibre (si se quiere). Cuando estén hechas dejar que escurran el aceite sobrante sobre papel de cocina.
2. Cortar la masa de los rollitos en rectángulos finitos (algunas hay que estirarlas con el rodillo).
3. Repartir el sofrito de verduras en los rectángulos de masa, sin llenarlos demasiado. Enrollarlos y cerrarlos presionando con los dedos mojados en agua tibia. También se pueden pintar y cerrar con yema de huevo batida.
4. Freír los rollitos en abundante aceite de oliva muy caliente, dejar que escurran el sobrante sobre papel de cocina y servir acompañados de un cuenco de salsa de soja.

Cómo evitar el sobrepeso infantil

Un niño gordito será un adulto gordo si no se toman medidas. No se trata de ponerle a dieta desde el primer año, sino de inculcarle hábitos sanos de alimentación. De esta forma el pequeño se aprenderá a llevar una dieta equilibrada.
Consejos para evitar el sobrepeso

Te damos algunas pautas para que tu hijo lleve una dieta equilibrada y coma sano, dos claves para evitar el sobrepeso:
No usar la comida como premio o castigo: «Si te portas bien, te daré helado de postre». Podrá tomar este alimento de vez en cuando, no hay que prohibirle tomar ningún alimento, y con moderación.
De beber, darle solo agua, nunca refrescos ni zumos que llevan una cantidad exagerada de azúcar.
Evitar las chucherías y los aperitivos, que tienen muchas calorías y poco o ningún valor nutritivo.
También hay que evitar los postres comerciales: flan, pastel, lácteos... El postre ideal es la fruta.
No abusar de fritos, salsas, hamburguesas, que tienen un alto valor calórico.
Recordar que los alimentos light o sin azúcar también pueden tener bastantes calorías.
Reducir o evitar el consumo de azúcar y de sal. Es mejor darle yogur natural con 5 g de azúcar que yogur azucarado, de frutas o de sabores, que llevan 10 g de azúcar.
Seguir dándole el pecho, si todavía lo toma.
Procurar que haga ejercicio todos los días al aire libre.

Pecho firme en el posparto

Es habitual que los senos pierdan firmeza con el brusco cambio de volumen que se produce en el embarazo y la lactancia. Unos minutos de gimnasia al día pueden ayudarte a prevenir la flacidez.
Los senos están formados por tejido adiposo (grasa), tejido fibroso y glándulas. Como carecen de sostén natural y solo están protegidos por un abanico de músculos y la piel, pueden perder firmeza tras el parto.
Para evitarlo te proponemos una tabla de ejercicios específica con la que fortalecerás los músculos que están detrás de las mamas. Con estos ejercicios también trabajarás los brazos, que ahora necesitan estar fuertes para coger al bebé.

Cuida la espalda de tu hijo

Buena parte de los dolores de espalda en los niños pueden deberse a las malas posturas que adoptan al sentarse. Los padres debemos enseñar al niño sentarse correctante y evitar que realicen movimientos repetitivos que, a la larga, puedan perjudicarle.
Hacer ejercicio favorece su correcto desarrollo. Si el niño es inquieto y se mueve, el riesgo de que sufra problemas derivados de malas posturas es bajo, pero si es sedentario, hay que animarle a jugar al aire libre, correr y cambiar de actividad. Te contamos la forma de sentarse correctamente en diferentes situaciones para evitar que los niños sufran problemas de espalda.
Sentado en el suelo

La costumbre de sentarse con el culo apoyado en el suelo y las piernas dobladas hacia atrás a ambos lados del cuerpo puede provocar una deformación de los huesos de la cadera.
Tampoco es aconsejable que se siente siempre como los japoneses, es decir, con las piernas juntas, el culo apoyado sobre los talones y los pies doblados hacia adentro.
La postura ideal es sentarse con las piernas cruzadas como los indios.
En la mesa

Debe estar con la espalda recta, apoyada en el respaldo y con los pies posados en el reposapiés o el suelo. Los antebrazos deben reposar sobre la mesa, por eso es importante que el mobiliario sea adecuado a su estatura.
No es conveniente que coja el hábito de comer o hacer los deberes con el tronco inclinado hacia un lado y la cabeza apoyada en el brazo, ni tampoco debe subir las piernas al asiento y sentarse sobre ellas.
En la cama

No es bueno que duerma boca abajo, porque fuerza la columna y eso puede provocar dolores de espalda.
Si el niño se queja de que le duele la espalda en la cama, hay que revisar el colchón, puede que necesite un cambio.
Televisión y juegos

No debe jugar mucho tiempo con el ordenador, la videoconsola (no está de más acordar con ellos el tiempo máximo que pueden usarla), la DS y la PSP. Estos juegos pueden producir a la larga artrosis en los dedos (debido a los movimientos repetitivos) y dolores de cabeza y contracturas cervicales (porque generan tensión).
Hay que enseñarle a mantener una buena postura mientras juega. Lo ideal es que esté sentado en una silla, con los brazos apoyados, nunca derrumbado en el sofá.
También hay que limitar el tiempo que dedica a ver la televisión.

Piernas firmes tras el parto

Unos minutos de ejercicio cada día te ayudarán a recuperarte rápidamente de las secuelas del embarazo. Si no tienes tiempo para ir al gimnasio, realiza estos ejercicios cada día y recuperarás el tono muscular de tus piernas. Solo necesitas una banda elástica y un poco de voluntad.
Ya pasaron los tiempos en los que la mujer asumía que su cuerpo no volvía a ser el mismo después del embarazo y el parto y, mucho menos si tenía más de un hijo. Ahora sabemos que no tiene por qué ser así.
En primer lugar porque durante el embarazo la mujer se mantiene activa y trata de no pasarse de peso.
Y en segundo, porque después de dar a luz se cuida para recuperar la forma. Si tienes tiempo, lo mejor es acudir a un gimnasio para hacer ejercicio en grupo o usar las máquinas. Pero si no es así, puedes hacer en casa esta sencilla tabla de ejercicios con banda elástica para fortalecer las piernas. Repite el 
ejercicio diez veces con cada pierna.
Unos minutos al día son más que suficientes para ver resultados, siempre que seas constante y hagas los ejercicios todos los días. Además de esta tabla, procura caminar todos los días, seguro que tu pequeño te agradecerá un buen paseo.
Después de practicar estos ejercicios de fortalecimiento, no te olvides de estirar los grupos de músculos que has estado trabajando. Para ello mantén la tensión durante 10 segundos, sin rebotes ni tirones.

Antibióticos para los niños

Los antibióticos son sustancias de origen biológico capaces de destruir bacterias dañinas para el hombre. Gracias a estos fármacos se salvan muchas vidas. Ahora bien, para que estos sean eficaces es necesario seguir el tratamiento exactamente como lo prescribe el médico.
¿Cuándo deben tomarse?

El médico solo prescribe antibióticos cuando la infección es producida por bacterias, los síntomas son moderados o graves, las bacterias responden al antibiótico y la enfermedad no se puede tratar por otros medios.
¿Cómo se prescriben?

Para que el antibiótico haga efecto y destruya la bacteria causante de la infección, tiene que alcanzar un nivel suficiente en la sangre. Este nivel solo se logra si se siguen al pie de la letra las instrucciones que da el médico, y se toma:
La dosis necesaria.
Con un intervalo entre tomas adecuado.
El tiempo preciso.
En ningún caso se puede bajar la dosis o retirarlo al experimentar una mejoría, porque es posible que aún queden bacterias patógenas en el organismo que pueden reproducirse y causar una recaída.
¿Pueden administrarlos los padres por su cuenta?

No. Solo el médico puede recetar antibióticos, después de explorar al niño y hacer un diagnóstico, y tras evaluar beneficios y efectos secundarios que estos pueden causar.
¿Qué ocurre si se emplean sin ser necesarios?

Existe el peligro de que produzcan alergias, intoxicaciones por dosis excesivas, destrucción de la flora intestinal y diarreas y, sobre todo, aparición de bacterias resistentes al antibiótico.
Si no se usan adecuadamente, la bacteria sobrevive y el antibiótico se hace ineficaz para curar nuevas infecciones.
Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, España es uno de los países europeos que presenta más resistencia a los antibióticos.
¿Si sobra, se puede usar en otra ocasión?

No se debería guardar ningún antibiótico en casa para usarlo en otras ocasiones porque los padres no deben automedicar a los hijos, especialmente con antibióticos.
Si trae más dosis de las recomendadas por el doctor, lo que sobra puede depositarse en la farmacia, en un contenedor especial para recogida de medicamentos.
España es el segundo país europeo dónde se consumen más antibióticos, debido a que cerca del 20 por ciento son prescritos, en el caso de los niños, por sus padres.
¿Cuándo no deben usarse?

No todas las infecciones ni todos los niños con fiebre necesitan tratamiento con antibiótico.
La mayoría de las enfermedades que sufren los pequeños son de origen vírico y se curan solas.
Son ineficaces para tratar las infecciones producidas por virus, como resfriados, catarros y gripes, y para las enfermedades exantemáticas (sarampión, varicela, etc.).
Tampoco curan los procesos de origen alérgico, aunque estos se acompañen de mucha tos, de asma o malestar general.
No deben darse en caso de dolor de garganta, fiebre o dolores musculares inespecíficos.
En procesos infecciosos leves hay que dejar que las defensas naturales actúen y los venzan por sí mismas. Posiblemente sólo el 35 por ciento de las enfermedades respiratorias requerirían antibiótico.

Guapa en treinta minutos

Nuestro ritmo de vida hace que a veces no tengamos tiempo suficiente para dedicarlo a cuidarnos. Aunque solemos pensar lo contrario, realmente no hace falta invertir mucho tiempo para estar radiante. Solo necesitas conocer algunos trucos de belleza y en media hora estarás lista. ¡Toma nota de estos consejos!
El cuerpo: dedícale 10 minutos

5 minutos: Sumergirse en un baño de agua caliente con aceites aromáticos proporciona al organismo una agradable sensación de relajación y vitalidad. Mientras lo tomas puedes aplicarte una mascarilla hidratante: el vapor del agua caliente la hará penetrar mejor.
2 minutos: Seca la piel y aplica una loción antiestrías, que ayude a prevenir su aparición. Hazla penetrar con un suave masaje en la tripa y los senos.
3 minutos: Para prevenir las piernas pesadas, nada mejor que aplicar en la ducha un chorro de agua fresca (no fría) desde el tobillo al muslo. Después, extiende una crema refrescante para piernas cansadas. Conviene no usar tacones que superen los 4 centímetros.
Cómo cuidar tu pelo

4 minutos: Lo más cómodo es lavarlo en la ducha con un champú para cabello normal en caso de cabello graso, y con uno que tenga acondicionador si, como sucede muchas veces en el embarazo, el cabello se ha vuelto más seco.
3 minutos: Peinar el pelo más largo con un secador con cepillo y sacudir la cabeza una vez terminado el tratamiento.
3 minutos: Si tienes el pelo corto, péinalo pegado a la cabeza ondulando los laterales con ayuda de un gel.
Un maquillaje perfecto

3 minutos: No todas las embarazadas tienen una piel maravillosa. A veces el cutis se deshidrata y aparecen pequeñas arrugas y manchas. Estas últimas se cubren con un corrector más claro que la base, que se aplica encima y debe ser para pieles sensibles.
2 minutos: Si el párpado superior está un poco hinchado, conviene aplicar sombras oscuras (grises o marrones) y delimitar las pestañas con una raya de eyeliner.
2 minutos: Para realzar las pestañas hay que moldearlas con un rizador y después aplicar dos capas de máscara negra o marrón.
1 minutos: Aplica en los labios una capa de gloss o una barra clara.
2 minutos: Las embarazadas suelen sudar con mucha facilidad. Un toque final con polvos transparentes impedirá la aparición de brillos.

Estrabismo. ¿Qué hacer si tuerce un ojo?

El estrabismo es un problema de la vista que aparece sobre todo entre los dos y los cuatro años de edad, aunque puede ser congénito (estar presente desde el nacimiento) o aparecer más adelante, incluso en la adolescencia. Se aprecia porque los ojos no se mueven de forma coordinada.
En qué consiste

Hay seis músculos en cada ojo que tienen que combinarse para mirar en nueve direcciones: tres para mirar arriba (a la derecha, al centro, a la izquierda), tres de frente y tres abajo. La falta de coordinación en este movimiento da lugar al estrabismo.

1. En la mayoría de los casos de estrabismo existe un problema relacionado con los músculos del ojo. Por alguna razón desconocida, hay músculos hipertónicos o hipotónicos, es decir, músculos más fuertes de lo normal o músculos más débiles; la fuerza de estos seis músculos no está equilibrada y por lo tanto unos tiran más que otros, lo que hace que el ojo se tuerza hacia el lado más fuerte.

2. El estrabismo puede aparecer como consecuencia de un problema de visión, sobre todo de una hipermetropía. En la hipermetropía el niño tiene que hacer mucho esfuerzo para mirar de cerca. Cuando está cansado normalmente se le tuercen los dos ojos hacia dentro pero también puede torcerlos cuando no está cansado, por lo que se llama un esfuerzo de acomodación.
¿Qué problemas produce?

Cuando el niño tiene estrabismo el cerebro recibe dos imágenes diferentes y opta por anular una de ellas. Con el tiempo esto da lugar a un ojo vago (ambliopía). Si no tratamos un ojo vago pronto, el cerebro se acostumbra a mirar por un solo ojo y a ignorar la información que recibe del otro.
El resultado es que el niño acaba viendo por un solo ojo, lo que puede convertirse en un problema para toda la vida, porque debido la falta de uso, las vías que llevan información del ojo al cerebro dejan de funcionar. Además, pasada una determinada edad, más allá de los seis u ocho años, es muy difícil recuperar la visión de ese ojo vago.
El tratamiento del estrabismo es muy importante. Nunca es demasiado pronto para detectarlo ni para tratarlo; de hecho, cuanto antes se diagnostique más sencilla será su recuperación. No hay que olvidar que no desaparece espontáneamente.
¿Cómo tratarlo?

Primero el oftalmólogo hace un estudio de la vista para averiguar si la causa del estrabismo es algún trastorno de refracción (miopía, hipermetropía o astigmatismo). Normalmente el estrabismo está más asociado a una hipermetropía, pero a veces puede estar relacionado con una miopía, por ejemplo, o con una catarata que hace que el pequeño no vea bien por un ojo, deje de usarlo, se debilite y bizquee de vez en cuando. A veces es el estrabismo el que nos avisa de que el niño tiene un ojo vago.
Si en el origen del estrabismo existe un problema de vista, la primera medida es ponerle gafas al pequeño. Estas pueden corregir el estrabismo por completo en el 50 o 60 por ciento de los casos.
En paralelo el médico comprueba si uno de los dos ojos está vago para fortalecerlo y recuperar la visión. Esto se consigue normalmente con el tratamiento con parches. Se tapa el ojo fuerte para hacer trabajar al débil, y esta es una tarea que requiere de constancia y del trabajo conjunto de padres e hijos. Para el niño es incómodo, porque durante el tiempo que lleva el parche puesto solo tiene libre el ojo que ve menos, pero eso le ayuda a recuperar la visión y merece la pena el esfuerzo.
Si a pesar de las gafas el pequeño sigue torciendo un ojo, el doctor investigará qué lo está provocando. Casi siempre es un trastorno en los músculos del ojo. En ese caso el médico aconsejará operar y nos explicará las diferentes soluciones quirúrgicas que hoy en día hay a nuestro alcance.
Existen ejercicios para los músculos de los ojos que sirven para mejorar ciertos movimientos, pero no resuelven el estrabismo, por lo que se utilizan como ayuda. Así que descartados los problemas de visión, la operación es casi siempre la solución más común.
La reeducación del ojo vago con parches se hace antes de la operación si es posible, ya que es importante que el cerebro reconozca la información que le envían los dos ojos.
La operación

Hoy en día se realizan dos tipos de cirugía del estrabismo, la tradicional y la operación con toxina botulínica:
La cirugía tradicional consiste en acortar, alargar o cambiar de posición los músculos de los ojos. Es una operación que requiere anestesia general en los niños. La finalidad es conseguir un equilibrio entre los músculos del ojo.
La operación con toxina botulínica no puede utilizarse en todos los casos, solo en algunos muy concretos. Consiste en inyectar unas cantidades determinadas de esta toxina en el músculo más fuerte para disminuir su actividad. No se dan puntos, pero sí se utiliza anestesia general. Además, hay que realizar varias intervenciones, más que con la cirugía convencional.
Ambas operaciones se desarrollan normalmente sin complicaciones importantes, aunque conviene saber que en ambas técnicas es habitual tener que volver a intervenir hasta dos y tres veces, porque no es sencillo conseguir el equilibrio perfecto de los ojos.
El resultado es que tras las operaciones la visión global del niño mejora y también lo hace su aspecto estético, lo que para algunos de ellos (sobre todo los más mayores) es muy importante.
¿Cuándo operar?

En general entre los tres y los cinco años es una buena edad para hacerlo. A esta edad es más fácil que el cerebro del niño se acostumbre mejor a la nueva situación: que los dos ojos estén coordinados al mirar y envíen dos imágenes que puede integrar.
Si se espera a que el niño sea mayor o a la adolescencia, es posible que mejore estéticamente, pero podría ocurrir que el cerebro no integre la nueva visión global que le ofrecen los dos ojos.
El estrabismo congénito también se corrige con operación, y en ese caso, y dado que aparece desde el primer momento, se recomienda una operación precoz, en el primer año de vida. Por lo tanto, cuanto antes consultemos, mejor.
Falso estrabismo

Existe lo que se llama falso estrabismo, es decir, parece que el niño tiene estrabismo pero no lo tiene (los músculos de sus ojos funcionan perfectamente). Se trata de un efecto óptico causado por la anchura del puente de su nariz.
Por otro lado, algunos bebés pueden torcer ligeramente los ojos en los primeros meses de vida, sobre todo cuando están muy cansados o cuando maman. Es relativamente corriente.
Pero si a partir de los tres meses sigue torciendo un ojo, aunque sea esporádicamente, debemos informar a nuestro médico y empezar a buscar soluciones.

Porque se les cae el pelo a los niños

La caída y renovación del pelo es un proceso natural en los niños, sin embargo, a veces la pérdida de cabello se acelera sin que sepamos por qué. Estas son las causas más comunes de alopecia infantil.
A diario se pierden entre 50 y 100 cabellos, que pasan inadvertidos porque existe un equilibrio perfecto entre el pelo que se cae y el pelo que sale y porque, además, la caída no se produce en una sola zona. Los cabellos caídos son sustituidos por otros nuevos que están en plena fase de crecimiento.
Si, por alguna razón, se intensifica la caída en algún área concreta del cuero cabelludo, aparece una zona despoblada conocida como alopecia o calva.
Causas

1. Alopecia areata

Esta calva suele durar unos dos o tres meses, luego el pelo comienza a crecer hasta cubrirla de nuevo. Hay que consultar con el médico, aunque no necesita tratamiento. No se conocen las causas.
2. Dermatitis seborreica

Se trata de una enfermedad del cuero cabelludo en la que las glándulas sebáceas producen más sebo de lo normal (seborrea), entonces se forma una capa grasa que impide el desarrollo del folículo piloso y favorece la caída del pelo. Conviene consultar con el dermatólogo.
3. Tiñas

Los perros y gatos (sobre todo los callejeros) pueden transmitir al tocarlos tiñas, unos hongos que afectan al cuero cabelludo. Producen unas zonas peladas, con pelos cortados, enfermos y quebradizos. Se corrigen bien con un tratamiento a base de cremas antimicóticas, que debe prescribir el pediatra.
4. Tricotilmanía (manía de tirarse del pelo)

Algunos niños de carácter nervioso se tiran del pelo, casi siempre en un sitio concreto, por ejemplo, el flequillo la nuca. Habrá que averiguar con ayuda de un psicólogo qué es lo que le está causando ansiedad.
Ciertas enfermedades crónicas, sobre todo si producen carencia de proteínas o anemia ferropénica, también favorecen la pérdida de cabello, que remite cuando se trata la causa.
5. Ciertas enfermedades crónicas

Especialmente si producen carencia de proteínas o anemia ferropénica, también favorecen la pérdida de cabello, que remite cuando se trata la causa.

Primeros dientes

Aunque tienen una duración limitada, los primeros dientes requieren cuidados y atención. Ellos hacen un sitio a los dientes definitivos y el bebé los necesita para masticar y para aprender a pronunciar bien.
La fecha de salida del primer diente varía de unos niños y otros. Por término medio, el primero en salir, por lo general un incisivo, aparece hacia el sexto mes. A este le irán sucediendo otros hasta completar un total de 20. El proceso termina hacia los 30 meses, con la erupción de los segundos molares.
Señales de que el diente va a salir

Uno o dos meses antes de brotar la primera paletita, algunos bebés empiezan a llevarse a la boca todo lo que cae en sus manos (el sonajero, el peluche) y a mordisquearlo con ansiedad.
En algunos niños se inflaman las encías y si el padre o la madre las tocan, pueden palpar el diente que está por debajo, mientras que en otros bebés no se nota absolutamente nada, ni tienen un deseo urgente de morderlo todo, ni tienen las encías inflamadas, y un buen día amanecen con un diente.
Calendario de la dentición

Dientes temporales Erupción (meses) Caída (años)
Incisivos centrales 6-8 7-8
Incisivos laterales 8-11 8-9
Caninos 16-20 11-12
Premolares 10-16 10-11
2ª molares 20-30 10-12
¿Tiene que doler?

La erupción de las piezas dentales no tiene por qué alterar la vida de los niños. Puede producir ciertos cambios (irritabilidad o aumento de babeo), pero de ningún modo causa dolor intenso, diarrea o fiebre. Por lo tanto, si el bebé tiene alguno de esos síntomas, no conviene achacarlo a la dentición y hay que visitar al pediatra.
A medida que la inflamación de la encía aumenta y el borde cortante del diente se acerca a la superficie, el dolor puede ser más constante. Si el pequeño está intranquilo, le vendrá bien tener cerca alguna cosa en la que pueda frotar su encía: el dedo de papá o mamá (antes habrá que lavarse las manos con agua y jabón), un poco de agua o de leche fresca, un alimento duro y fresco (como una manzana), o el mordedor frío.
El frío reducirá la inflamación de la encía y aliviará las molestias. Si esas medidas son insuficientes, se puede frotar la encía con unas gotas del mismo analgésico que se usa para bajarle la fiebre. Los dientes al salir pueden producir un hematoma, que se debe a un sangrado debajo de la encía. No hay que preocuparse, se quitará solo en poco tiempo, y si se ponen unas compresas frías, desaparecerá antes.
La mayoría de los niños se acostumbran pronto a las sensaciones desagradables que causa la dentición y la soportan bastante bien.
¿Cómo limpiar las piezas?

Hacia el primer año el bebé puede tener un máximo de seis u ocho dientes, por lo general, los incisivos centrales y laterales. Es recomendable frotarlos con una gasa húmeda después de las comidas y además ofrecer al niño un poco de agua, que arrastrará los restos que hayan podido quedar en las encías.
A partir del primer año ya se puede usar un cepillo de cerdas suaves especial para bebés, mojado bajo el grifo; es demasiado pronto para ponerle dentífrico. Para mantener los primeros dientes en buen estado hasta su caída, tan importante como la higiene es evitar que el niño se duerma con el biberón en la boca, porque los restos de leche (también los biberones de infusiones) facilitan la aparición de caries tempranas.
A los bebés les encanta chuparse el dedo, algunos incluso se meten el puño en la boca. Esto no perjudica a los dientes, y al contrario de lo que piensan algunos padres, tampoco es un signo de trastorno emocional. Para ellos la boca es un órgano importante. La usan no sólo para comer, sino también para explorar el mundo y por placer.
Molestias más frecuentes de la dentición

No todos los bebés las tienen: mientras que algunos acusan la salida de los dientes, otros parecen no enterarse.
Aumento del babeo debido a que la dentición estimula la producción de saliva.
Las babas humedecen, irritan y enrojecen las mejillas y el entorno de la boca.
Tos ligera cuando se atraganta con la saliva.
Tendencia a morder todo lo que encuentra: su propia mano, el sonajero...
Dolor en la encía, incluso en la mejilla y, en el peor de los casos, en las orejas. Ocurre sobre todo con el primer diente. Por su mayor tamaño, los premolares y los molares también suelen dar más molestias.
Rechazo de la comida: pide pecho o biberón, pero pronto lo suelta porque la succión aumenta el dolor.

Los tics en los niños pueden eliminarse

Los tics son movimientos automáticos, involuntarios y repetitivos, que a veces simulan actividades de la vida diaria, pero que carecen de intención: parpadeos, guiños, tocarse el cuello o las gafas, tensar la mandíbula, carraspeos, estirarse los calcetines, rascarse, encoger los hombros, arrugar la frente o la nariz...
Se dan cuatro veces más en niños que en niñas, y no se trata de una enfermedad de origen físico (aunque a veces empiezan a partir de una molestia objetiva, como una conjuntivitis o una prenda que aprieta), sino que su causa está en un problema emocional y aumentan en momentos de emoción o ansiedad.
Algunos tics son pasajeros y desaparecen pasado algún tiempo si no les prestamos atención ni agobiamos al niño. Otras veces son más persistentes y tienden a instalarse.
Para cualquiera de los casos, aquí van unas recomendaciones:
No hay que tratar de que el niño reprima los tics a la fuerza, ya que suele lograrse lo contrario: que aumenten los tics, la tensión y la ansiedad.
El tratamiento ha de ser por vía indirecta: no se ataca al tic, sino sus causas, es decir, hay que solucionar los conflictos afectivos que están en su base.
La mejora será gradual, disminuirá poco a poco la frecuencia e intensidad.
Los padres nerviosos y apremiantes favorecen los tics. Deben reducir en lo posible la tensión en el hogar y en torno al niño y aumentar la comprensión, el afecto y el diálogo.
Es importante averiguar qué puede causar estos gestos incontrolados (dificultades escolares, complejos, celos u otros problemas). Todo lo que se haga para que el niño adquiera seguridad en sí mismo y se libre de sentimientos de culpa, vergüenza otimidez le será de mucha ayuda.
Los ejercicios de relajación y de respiración o el deporte pueden ser de mucha ayuda.
Si los tics se hacen persistentes, tiene que intervenir un especialista (psiquiatra, psicólogo o ambos), que podría recetar alguna medicación.

Diestro o zurdo

Hasta los tres años los niños utilizan las dos manos indistintamente. Es de los seis a los 12 cuando se independizan totalmente las manos izquierda y derecha. Aquí encontrarás algunos juegos que definirán sus habilidades y te darán pistas sobre qué lado de su cuerpo domina.
Que unas personas sean diestras y otras zurdas se debe a la lateralización, es decir, al predominio de utilizar una parte del cuerpo frente a la otra. Un niño estará lateralizado a la derecha y será diestro si usa reiteradamente el lado derecho de su cuerpo. Será zurdo si la parte que usa sistemáticamente es la izquierda.
Normalmente, la preferencia lateral se determina por la supremacía de un hemisferio cerebral sobre el otro (está genéticamente determinada), pero la presión social puede contrariar o confirmar esta disposición.
Evolución de la lateralidad

Aunque no es determinante, hacia los cuatro meses se deja ver cierta predominancia en el uso de los ojos.
Sobre los siete meses una de las manos resulta más habilidosa que la otra.
Hasta los tres años se habla de lateralidad indiferenciada, no hay una preferencia clara.
De los tres a los seis años es fácil encontrarnos con alternancias en el predominio de la mitad derecha o la izquierda.
De los seis o siete a los doce años se da la independencia definitiva de la derecha respecto de la izquierda.
La organización de los movimientos exige que un lado tome el dominio sobre el otro. De hecho, la lateralidad cruzada puede ser causa de desajustes y la ambidextreza tampoco parece ser la fórmula ideal.
Estos juegos dejarán ver la preferencia lateral de tu hijo, aunque por sí solos no son suficientes para establecer de forma rotunda una dominancia lateral. Habría que completarlos con otras pruebas y con un cuestionario sobre la lateralidad en otras actividades habituales del niño.
Hablan los ojos

El agujero

Haz un agujero de la dimensión de una moneda de dos euros en el centro de una cartulina tamaño folio. Pide a tu hijo que sujete la cartulina con los brazos extendidos y, siempre con los dos ojos abiertos, mire a través del agujero un objeto determinado. Sin perder de vista el objeto dile que vaya acercando, despacio, la cartulina a la cara.
El catalejo

Con un folio o un rollo de papel higiénico terminado haz un catalejo. Juega con tu hijo a ver paisajes lejanos. Podéis imaginar que estáis en el desierto, en un safari con montones de animales o disfrutando de un día en la montaña.
En la mayoría de los casos, el ojo que mira por el agujero y por el catalejo es el dominante.
Fíjate en sus pies

Pisar los círculos

Recorta varios círculos del tamaño de un CD, de unos 12 centímetros de diámetro, y espárcelos por el suelo separados unos de otros. Se trata de andar hasta uno de ellos, pararse y recitar: «Soy un elefante grandón y piso este círculo marrón», y a la voz de ¡Plash!, darles un fuerte pisotón. Primero haz tú de elefante; los más pequeños se desternillarán de risa. Después pasáis al siguiente círculo.
Fútbol

Este juego es muy sencillo. Se debe hacer en el parque o en cualquier lugar donde no se pueda romper nada. Consiste en colocar al niño frente a un balón como los de fútbol, pero más ligero. Le pedimos que le dé una patada, que corra tras él dándole puntapiés y que lo patee cuando se lo lancemos.
Normalmente elegirá el pie dominante para dar patadas y para pisar los círculos.
Uso de las manos

Coser

Dibuja sobre un trozo de cartón la silueta de una figura. Haz agujeros bastante grandes a lo largo del contorno. Pasa por uno de los agujeros un cordón de zapatos con uno de los extremos anudados –el nudo queda en el reverso del cartón–. El niño tiene que pasar poco a poco el cordón por todos los agujeros. La mano que lanza la pelota, que maneja las tijeras y que cose suele ser la dominante.
Hacer diana

Coloca sobre la pared un blanco de 30x30 cm a la altura del pecho de tu hijo. Sitúa al niño, de pie, frente al cuadrado, a unos dos metros de distancia de él. Debe lanzar una pelota de tenis (o similar) e intentar tocar el cuadrado. No se permite tener los pies juntos. Es indiferente que dé en el centro o en los lados. No es una prueba demasiado fácil, así que reduce la distancia si el blanco se resiste. Puedes usar una diana de verdad o fabricar un cuadrado de cartulina y pegarlo en la pared.
Pintar y cortar

Necesitas unas tijeras de punta redonda (para que el niño no se lastime) y una figura (puedes dibujar esta casita, por ejemplo) que ocupe, más o menos, medio folio. Estará delimitada por una línea separada de la imagen un centímetro. Dibuja tú el contorno y deja que él acabe y coloree el resto. Una vez terminada la casa, explícale: «Vamos a cortar el dibujo; tienes que recortar entre estas dos líneas (se las señalamos), sin tocar ninguna de las dos».

la forma de ser de tu hijo

Hay ciertas características en la forma de ser de tu hijo que te cuesta aceptar? Si le presionas demasiado para que cambie, surgirán los conflictos o bien el pequeño hará lo posible por satisfacerte, renunciando a seguir su propio camino. Un niño necesita sentirse querido tal y como es.
1. Recibes la llamada de una madre indignada. Su hija es compañera del tuyo en la guardería. Resulta que tu niño, que tiene cuatro años, ha pellizcado a su niña tan fuerte que le ha hecho un moratón. ¿Cómo reaccionarías?

Dices que lo sientes mucho, pero que son cosas que pueden pasar.

En lugar de contestar, dices: «¡Algo le habría hecho su hija a mi hijo para que se haya comportado así!».

La situación te resulta sumamente embarazosa y prometes a esa madre que reprenderás a tu hijo.

Jugar en el parque: Columpios y toboganes

A nuestros hijos les encanta salir a jugar fuera de casa. En el parque se lo pasan en grande inventando nuevos juegos con sus amiguitos. Pueden estar horas y horas en los columpios, toboganes, túneles…
A esta edad les encanta jugar al aire libre y en el parque disfrutan jugando con otros niños de su edad.
Pero, además de pasarlo bien, mientras juegan, trepan y exploran desarrollan nuevas habilidades y potencian sus capacidades.
¿A qué pueden jugar?

Columpios: A partir de los tres años ya pueden columpiarse ellos solos. A nuestros hijos les encantará intentar llegar al cielo columpiándose. Jugarán con sus amiguitos a ver quién llega más alto. Los padres debemos tener cuidado para evitar accidentes. Es importante extremar la vigilancia.

Toboganes: Se lo pasarán estupendamente jugando en el tobogán todos juntos. Pueden jugar a ver quién baja más deprisa.

Estructuras para trepar: Les encanta subir a lo más alto y bajar trepando ellos solos. Pueden subirse, pero siempre con nuestra supervisión.

Circuito: Como a esta edad les encanta correr por todos sitios, podemos organizar un circuito de juegos. Empezamos en un lugar lejano de los columpios y de los toboganes. Los niños tendrán que ir corriendo hasta los columpios, columpiarse diez veces, ir corriendo hacia el tobogán y tirarse por él. Ganará el primero que complete el circuito. ¡Se lo pasarán genial!

Si el recorrido les resulta demasiado sencillo, podemos hacer que la carrera sea saltando como un canguro o como si fuesen una ranita.

En muchos parques también hay circuitos con túneles, pendientes, etc. Para sacarles el doble de partido, podemos pedirles que vayan contándonos qué van a hacer frente al siguiente obstáculo: rodearlo, saltarlo, pasar por debajo o por encima.
¿Qué aprenden en el parque?

En los columpios, toboganes, balancines, jugando con la arena… Los niños pasan un rato muy divertido y a la vez desarrollan nuevas habilidades:
Cuando nuestros hijos van al parque se encuentran con otros pequeños de su edad. Todos juntos desarrollan su imaginación porque se pasan la tarde inventando nuevos juegos.
A los niños de esta edad les encanta trepar, correr, escalar… Y todas estas actividades hacen que practiquen ejercicio físico.
En los columpios se fomenta la socialización y nuestros hijos aprenden a compartir, a competir en buena lid, a ganar y perder y a aceptar las normas.

DESARROLLO DE LA HABILIDAD MANUAL

Estas actividades ayudarán a tu hijo a dominar mejor sus manos. Aunque a los tres o cuatro años los niños ya son capaces de manipular objetos pequeños, aún les queda mucho por aprender: a usar los lápices, abrochar los botones, atar los cordones... Jugando, aprenderán antes.
Las manos son las partes del cuerpo que más ayudan explorar el mundo. Cuanto más practiquen los niños con ellas, más ágiles serán. Aunque a los tres o cuatro años los niños ya son capaces de manipular objetos pequeños, clasificar o pintar, aún les queda un largo camino por recorrer.
Juegos para que el niño domine las manos:

Estas son algunas de las actividades que podemos animar a hacer a nuestro hijo en casa para mejorar su habilidad manual. Eso sí, siempre sin obligarle, como un juego.
Ayudar en tareas de casa: a tender la ropa (dándole las pinzas), a poner la mesa, a ordenar los libros del salón por tamaños o los hilos por colores en la caja de costura.
Jugar con canicas (siempre con supervisión adulta). Debe empujarlas, hacerlas subir y bajar por desniveles, que entren por tubos...
Participar en la cocina decorando una tarta con trozos de fruta, chocolate o pasas.
Adivinar tocando: se meten en una bolsa opaca objetos variados: una esponja, algodón, un calcetín… El niño introduce la mano en la bolsa y debe adivinar qué es.
Hacer un collage. A esta edad les encanta coleccionar piedras, chapas, tazos... Con una cartulina y pegamento podemos ayudarle a hacer un bonito mural para colgar en su cuarto.
Pintar con los dedos. Solo necesitaremos una camiseta grande y vieja (para proteger al niño), papel y pintura especial para dedos.
Coser: un adulto pinta un dibujo en un cartón y realiza agujeros grandes por los que el niño puede meter hilo o lana.
Hacer puzles o construcciones fáciles y proporcionarle herramientas de juguete para que atornille y desatornille piezas de un tamaño adecuado a su edad.
Modelar con plastilina o arcilla.
Montar obras de teatro con títeres que se pueden hacer en casa con calcetines viejos.

Peleas de niños: no hay que sobreprotegerles

No podemos pasar olímpicamente de lo que les ocurre a nuestros hijos, debemos acudir en su ayuda, pero nuestras intervenciones podrían ser mejores. Si con cinco o seis años les damos la solución a todos sus conflictos, ahorramos tiempo y nos ratificamos en la teoría de que nuestros hijos son todavía muy pequeños e inmaduros para resolver sus problemas. Así, sin darnos cuenta, estamos consiguiendo precisamente eso, que sean inmaduros.
¿De verdad son tan inútiles?

Con 5 ó 6 años su memoria es frágil, y aún lo será más si no tiene que ejercitarla en situaciones del día a día. Hay dos sentimientos muy importantes, el de autoestima y el de competencia, que echan sus raíces en los primeros años de vida. Que los niños se sientan capaces de hacer ciertas cosas «ellos solitos» ayuda mucho a que empiecen a sentirse valiosos y competentes. Claro que hay otro sentimiento aún más fundamental y prerrequisito de los otros dos: el de seguridad básica, que nace de saberse querido y respaldado, de sentir que los padres «están ahí».
Estos consejos te serán útiles para ayudar a tu hijo a resolver sus problemas por sí mismo y que se sienta respaldado.
Cómo ayudarles a resolver sus conflictos en cinco pasos

1. Averiguar qué está ocurriendo

Cuando encontremos a dos niños enzarzados en una disputa, intentemos averiguar qué ocurrió. Podemos preguntar: «¿qué ha pasado? ¿por qué habéis hecho...? ¿qué ha pasado después?». Hay que preguntar tranquilamente y sin hacer juicios, para evitar que los niños estén a la defensiva. Es importante animarles a que se fijen en los sentimientos del otro, no sólo en los propios; hacer que miren al otro niño y digan cómo creen que se siente suele ayudar bastante. También funciona pedirles que recuerden cómo se sintieron en una situación similar anterior.
2. Formular bien el problema

Si queremos buscar soluciones a un problema, antes hay que formularlo claramente. «Así que tú le has quitado el camión a él porque no quería dejártelo. ¿Es así? Muy bien. ¿Cómo podéis solucionarlo para que los dos podáis pasarlo bien?». La cuestión debe formularse de modo que los deseos y necesidades de ambas partes estén presentes.
3. Ayudarles a encontrar soluciones

Hay que estimular a los niños a que piensen en posibles soluciones, cuantas más, mejor. En este momento los adultos debemos evitar dos cosas:
Criticar sus ideas, por disparatadas o inadecuadas que nos parezcan.
Ofrecer nuestras propias ideas.
Nuestro cometido se limita a mantener a los niños centrados en el problema y actuar como si fuésemos una pizarra. «Vale, has dicho que podrías dejarle el otro camión. ¿Qué otra cosa podrías hacer?» Hay que recapitular y repetir cada vez todas las ideas que van surgiendo. «Has dicho que puedes empujarle y echarle de la habitación. También has dicho que puedes dejarle otro camión. ¿Qué más cosas podrías hacer?».
4. Pensar en las consecuencias

Una vez que hayan generado todas las ideas que puedan, hagamos que evalúen las consecuencias. «¿Qué ocurriría si le empujas y le echas?». Si tienen problemas para evaluar sus soluciones, podemos ayudarles. «¿Cómo se sentiría él si le empujas? ¿Cómo te sentirías tú si te empujan?».
Hay que examinar todas las soluciones que hayan sugerido, una por una, y evitar criticar sus ideas. Es más útil animarles a evaluarlas por sí mismos y a ver cuáles funcionan y cuáles no. Si sólo se les ocurren soluciones como pegar, empujar, etc., entonces sí podemos decir: «Todas tus ideas son de las que hacen daño. ¿Qué otras soluciones se te ocurren más pacíficas?».
5. Tomar decisiones

Repitamos la formulación del problema, repitamos las ideas–soluciones y animemos al niño a decidir. «Bien, se te han ocurrido tres cosas que puedes hacer (se le repiten las tres). ¿Cuál vas a intentar primero?». Si los niños pueden optar por soluciones que nosotros vemos claramente que son inconvenientes o que no van a funcionar, podemos mostrarles las consecuencias negativas y sugerirles algunas otras ideas. Pero en general el objetivo del método es entrenar a los niños para que ellos generen soluciones y las evalúen. Así serán capaces de resolver los conflictos cuando nosotros no estemos presentes.

Enseñar a tu hijo a que se vista solo

A partir de los tres años los niños empiezan a demandar autonomía y una de las primeras cosas que quieren hacer es vestirse solos. Los padres podemos echarles una manita para que esta tarea sea un poco más fácil.
Todos los niños, antes o después, quieren arreglarse sin nuestra ayuda. Al principio les cuesta pero, cuando lo consiguen, se sienten muy orgullosos y si nosotros les felicitamos por ello todavía se sentirán más felices por su logro.
Lo mejor es establecer un ritual, una especie de paso a paso que sirva al niño de guía. Podemos colocar las prendas sobre una silla en el orden en que tiene que ponérselas, o bien dibujar los pasos en una cartulina y pegarla junto al armario.
1. Ropa interior

Las primeras veces habrá que ayudarle a meter las piernas en las bragas o en los calzoncillos y después dejaremos que él tire hacia arriba. Cuando ya sepa hacerlo solo, solo habrá que darle la prenda en la posición adecuada.
2. Camiseta y Jersey

Hay varias formas de colocarse la prenda superior, aunque para los niños la forma más sencilla consiste en meter primero la cabeza y a continuación los brazos, uno tras otro mejor que los dos a la vez.
Si necesita ayuda, podemos pasarle la prenda por la cabeza y dejar que él se ponga las mangas, guiándole si es necesario.
Las camisas y chaquetas suelen ser más fáciles de poner. Eso sí, nosotros tendremos que abrochar los botones.
Las etiquetas pueden ayudarle a distinguir la parte trasera de la delantera. Otras opciones son marcar la prenda por detrás, por ejemplo con una cruz cosida, o bien comprar camisetas y sudaderas con dibujos en la parte delantera.
3. Pantalón o falda

Las faldas no son difíciles de ponerse, pero con los pantalones, igual que con la ropa interior, al principio los niños necesitan ayuda para introducir las piernas en las perneras.
Si compramos pantalones con cinturilla elástica, muy pronto podrán ponérselos ellos solos.
Las prendas con cremallera tampoco están mal, siempre que nos aseguraremos de que funciona bien y no se atasca. Además, hay que enseñarle a subirla con precaución para evitar pellizcos.
4. Los calcetines

Lo primero es que el pequeño atine a meter el pie en la abertura, luego solo hay que tirar hacia arriba.
Si el calcetín es largo, le costará menos si primero se enrolla desde la punta. Mientras aprende, nosotros podemos enrollarlo y dejar al niño que haga el resto.
5. Calzado

Distinguir el zapato derecho del izquierdo es privilegio de unos pocos. Para evitar este problema, podemos pintar un dibujo en una de las suelas o poner plantillas de colores distintos en cada zapato.
Procura comprar zapatos con cierre de velcro, muy fáciles de usar, o de goma elástica, que permiten meter y sacar el pie sólo con estirar.
Si el calzado lleva cordones, antes de los cinco años es poco probable que aprenda a abrochárselos. Un truco para que pueda descalzarse sin que se salga el cordón es hacer un nudo después de pasarlo por los dos primeros orificios, y al final hacer otro nudo en los extremos.

La impaciencia de los niños, querer las cosas ya

Esperar no va con ellos. Los niños no entienden por qué no pueden conseguir las cosas en el acto. Aunque irán aprendiendo a ser más pacientes con el tiempo, a partir de los tres años podemos ayudarles a tener más paciencia y entender las demoras.
La impaciencia, querer las cosas ya, sin admitir las demoras inevitables, es algo muy propio de los niños pequeños. Su sentido del tiempo es diferente al nuestro, no saben medirlo, y el periodo que transcurre desde que piden algo hasta que lo consiguen se convierte para ellos en una torturante eternidad. Acostumbrarse a tolerar ciertas frustraciones y retrasos inevitables forma parte del aprendizaje de la realidad de la vida, y es un adiestramiento lento y progresivo que tendrán que ir asimilando durante todo su crecimiento.
Un crecimiento gradual

Poco a poco, el niño conseguirá con nuestra ayuda ser cada vez más paciente, pero hasta aproximadamente los seis años no será capaz de esperar conscientemente y comprender el porqué de tanta espera. Eso no quiere decir que nosotros tengamos que aguardar pasivamente hasta que alcance esa edad.
A partir de los dos y los tres años nuestro hijo debe ir aprendiendo a tener un poco de paciencia, pero para ello necesita nuestra ayuda. Si les damos todo lo que desean al momento, si estamos totalmente a su disposición, estaremos creando niños tiranos que luego serán adultos inmaduros e intolerantes.
Estas son algunas estrategias para ayudarle a ser más paciente:

1. Dar ejemplo. Aprenden imitando
Los niños son grandes imitadores, así que tenemos que hacer gala ante ellos de nuestra mejor paciencia.
Si nos sacan de quicio los atascos, si ponemos el grito en el cielo porque nuestro hijo tarda un poco más de la cuenta en comer... no le estamos dando un modelo de serenidad, y además le estamos transmitiendo nuestra propia ansiedad.
Si no podemos controlarnos y la impaciencia nos pierde, hay que pedirle disculpas.
2. Ser comprensivos con sus limitaciones
Hay situaciones (si el niño está irritable, tiene hambre, sueño, cansancio) en las que es excesivo pretender que tenga paciencia y espere. En esos casos está justificado atenderle sin demoras.
También conviene organizar la vida diaria de modo que le evitemos las esperas largas siempre que sea posible. No conviene anunciarle los acontecimientos con demasiada antelación. Es mejor prometer «mañana vamos al circo», que «la semana que viene iremos al circo».
3. Introducir pequeñas esperas
Hacia el segundo cumpleaños ya podemos empezar a enseñar a un niño a esperar unos minutos hasta que le sirvamos el postre, o a aguardar un poco mientras preparamos su bocadillo. Aunque le cueste, puede empezar a asimilar cosas así.
4. Enseñar buenos modos
Hagámosle ver, predicando con el ejemplo, que hay que pedir las cosas educadamente.
No debemos ceder a sus rabietas como modo de conseguir sus deseos.
Tampoco hemos de ser insensibles: a veces las rabietas son un toque de atención.
5. Cumplir nuestras promesas
Si le hemos dicho «después de comer haremos el rompecabezas», o «cuando guarde la compra miraré lo que has pintado», cumplamos lo prometido, solo así aprenderá que esperar vale la pena.
6. Explicar por qué hay que esperar
«Las cosas quedan mucho mejor si se tiene paciencia para prepararlas. ¿Ves?, este sándwich estará mucho más rico si le ponemos un poco de queso encima del jamón de York y lo metemos un ratito en el microondas». «Cuando termine de preparar la cena jugamos un poco. Si no, se quemarán las patatas fritas». Usemos un tono calmado y cómplice, no tenso y exasperado. No siempre funcionará, pero sí a la larga.
7. Pasatiempos para esperas inevitables
En la sala de espera del médico, en los viajes o en las colas, podemos inventar pequeños juegos como el «veo, veo», mirar cuántos coches rojos pasan o cuántas personas llevan zapatos negros, contarle algún cuento... También puede ser útil llevar algún juguete. La espera entretenida es menos espera.
8. Paciencia en situaciones sociales
A esta edad les cuesta, por ejemplo, guardar turnos para usar un columpio. Mejor que imponerles que han de hacerlo porque sí, conviene hacerles pensar en la necesidad de guardar su turno y explicarles las ventajas, aunque aún no puedan entenderlo del todo.
9. Enseñarle a no interrumpir una conversación
Podemos tomarle del hombro y decirle: «espera un momentito y te atenderé enseguida».
Aunque insista, es mejor ignorarle durante un momento que no sea muy largo (quizás un par de minutos).
Después, hay que cumplir siempre nuestra promesa de atenderle y elogiarle por haber «esperado».
Es importante hacer esto manteniendo la calma, y aumentar poco a poco los momentos de espera.

Convivir con un niño nervioso

Los "niños difíciles" son aquellos que, sin salirse de la normalidad, tienen ritmos biológicos y rutinas diarias irregulares. Les cuesta adaptarse a situaciones nuevas. Necesitan que les tratemos con firmeza y flexibilidad. También con un poco más de dedicación y atención.
Un grado saludable de inquietud en los niños pequeños es de lo más normal. Su ritmo y vitalidad no tienen nada que ver con los de los adultos y por eso suelen resultar acelerados comparados con los nuestros.
¿Por qué no puedo tener un hijo más tranquilo?

Claro que no todos los niños son iguales y algunos padres pueden sentir envidia de lo «formalito» que es el hijo de los vecinos, mientras que el suyo es un torbellino. Aquí es donde conviene recordar que hay una parte del carácter, llamada « temperamento», que se trae de nacimiento y que distingue a unos niños de otros.
Precisamente hay un componente del temperamento que se llama «nivel de actividad». Por eso hay niños muy tranquilos y niños que no están nunca quietos.
Cómo actuar con un niño muy activo

Si nuestro hijo es de los que no paran, habrá que darle muchas oportunidades de moverse.
Necesita espacio, tanto dentro como fuera de casa, y es mejor reducir las situaciones que le obliguen a estar mucho tiempo quieto, aunque a medida que madure irá logrando un mayor autocontrol.
Si los padres somos del tipo tranquilo, quizás soportemos peor a un niño muy activo, pero hay que pensar que esa actividad y energía que tiene nuestro hijo tendrá sus ventajas cuando crezca.
Otro rasgo del temperamento es la intensidad de reacción, que es la energía con la que un niño expresa sus emociones. Se aprecia en la fuerza de su risa y de su enfado (también de su llanto y sus rabietas cuando son pequeños).
Con los niños más «intensos», es importante aprender a distinguir cuándo se les ha de consolar porque su «desesperación» está justificada y cuándo ignorarles porque sus estallidos de rabia son más teatrales.

10 claves para educar a tu hijo

Educar es una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los padres. Y, aunque no existen fórmulas mágicas, sí hay algunas cuestiones clave que tenemos que manejar con soltura. Nunca es pronto para comenzar a educarle. Estas son las reglas básicas para conseguir que tu hijo crezca feliz.
1. Un ejemplo vale más que mil sermones

Desde muy pequeños los niños tienden a imitar todas nuestras conductas, buenas y malas.
Podemos aprovechar las costumbres cotidianas –-como saludar, comportarnos en la mesa, respetar las normas al conducir-– para que adquieran hábitos correctos y, poco a poco, tomen responsabilidades.
De nada sirve sermonearle siempre con la misma historia si sus padres no hacen lo que le piden.
2. Comunicación, diálogo, comprensión…

Las palabras, los gestos, las miradas y las expresiones que utilizamos nos sirven para conocernos mejor y expresar todo aquello que sentimos. Por eso, incluso durante el embarazo, hay que hablar al bebé.
Debemos continuar siempre con la comunicación. Hablarle mucho, sin prisas, contarle cuentos y también dejar que él sea quien nos los cuente.
¿Has probado a hacerle una pregunta que empiece con «Qué piensas tú sobre...»? Así le demostramos que nos interesa su opinión y él se sentirá querido y escuchado.
3. Límites y disciplina, sin amenazas

Hay que enseñarle a separar los sentimientos de la acción. Las normas deben ser claras y coherentes e ir acompañadas de explicaciones lógicas.
Tienen que saber lo que ocurre si no hace lo que le pedimos. Por ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus juguetes.
Es importante que el niño -–y también nosotros-– comprenda que sus sentimientos no son el problema, pero sí las malas conductas. Y ante ellas siempre hay que fijar límites, porque hay zonas negociables y otras que no lo son. Si se niega a ir al colegio, tenemos que reconocerle lo molesto que es a veces madrugar y decirle que nosotros también lo hacemos.
4. Dejarle experimentar aunque se equivoque

La mejor manera para que los niños exploren el mundo es permitirles que ellos mismos experimenten las cosas. Y si se equivocan, nosotros tenemos que estar ahí para cuidar de ellos física y emocionalmente, pero con límites.
La sobreprotección a veces nos protege a los padres de ciertos miedos, pero no a nuestro hijo. Si cada vez que se cae o se da un golpe, por pequeño que sea, corremos alarmados a auxiliarle, estaremos animándole a la queja y acostumbrándole al consuelo continuo. Tenemos que dejarles correr riesgos.
5. No comparar ni descalificar

Hay que eliminar frases como «aprende de tu hermano», «¿Cuándo vas a llegar a ser tan responsable como tu prima?» o «eres tan quejica como ese niño del parque».
No conviene generalizar y debemos prescindir de expresiones como «siempre estás pegando a tu hermana» o «nunca haces caso».
Seguro que hace muchas cosas bien, aunque últimamente se esté comportando como un verdadero «trasto». Cada niño es único, no todos actúan al mismo ritmo y de la misma manera.
Frases como «tú puedes nadar igual de bien que tu hermano, inténtalo. Ya lo verás» transforman su malestar en una sonrisa y le animan a conseguir sus metas.
6. Compartir nuestras experiencias con otros padres

Puede sernos muy útil. Así, vivir una etapa de rebeldía de nuestro hijo, algo muy frecuente a determinadas edades, puede dejar de ser una fuente de angustia tremenda y convertirse, simplemente, en una fase dura pero pasajera. Frases como «no te preocupes, a mi hijo le ocurría lo mismo», pueden ayudarnos a relativizar los «problemas» y, por tanto, conseguir que nos sintamos mejor y actuemos más tranquilos.
Si estamos desorientados, preocupados o no sabemos cómo actuar, siempre podemos consultarlo con un profesional. No tenemos nada que perder.
7. Hay que reconocer nuestras equivocaciones

Tenemos derecho a equivocarnos y eso no significa que seamos malos padres. Lo importante es reconocer los errores y utilizarlos como fuente de aprendizaje.
Una frase sencilla como «perdona cariño, refuerza su buen comportamiento y nos ayuda a sentirnos bien.
8. Reforzar las cosas buenas

Está comprobado que los refuerzos positivos –gestos de cariño, estímulos, recompensas– resultan más eficaces a la hora de educar que los castigos. Por eso siempre debemos darle apoyo afectivo y dejar que sea él el que, según su capacidad, resuelva los problemas.
Los niños son muy sensibles y los calificativos como «tonto» o «malo» les hacen mucho daño y pueden afectar de modo negativo a la valoración que tienen de ellos mismos.
Debemos ser generosos con todo aquello que les hace sentirse valiosos y queridos. Si le premiamos con caricias, abrazos o palabras como «guapo» o «listo», estamos construyendo una buena autoestima.
Tan importante como rectificar sus malas conductas es reconocer y reforzar las buenas.
9. No hay que pretender ser sus amigos

Aunque siempre conviene fomentar un clima de cercanía y confianza, eso no significa que debamos ser sus mejores amigos.
Mientras que entre los niños el trato es de igual a igual, nosotros, como padres y educadores, estamos situados en un escalón superior. Desde allí les ofrecemos nuestros cuidados, experiencia, protección… pero también nuestras normas.
Buscar su aprobación continua para todo puede ser un arma de doble filo, ya que la amistad también es admiración y confianza y le resultará muy difícil confiar en nosotros si no sabemos imponernos.
Un buen padre no es aquel que cede de modo continuo y no enseña.
10. Ellos también tienen emociones

A veces pensamos que solo nosotros nos sentimos contrariados y que los niños tienen que estar todo el día felices. Pero también tienen preocupaciones.
Su mundo emocional es igual o más complejo que el nuestro, por eso conviene dar importancia a sus emociones y ser conscientes de ellas. Debemos ayudar a nuestro hijo a poner nombre y apellido a lo que experimenta y siente.

Ayudas a la familia el cheque-bebé

¿Sabes exactamente qué es el cheque bebé? ¿Conoces quién se beneficia de esta ayuda de 2.500 euros por nacimiento o adopción? ¿Tienes claro cómo se solicita? Si no tienes claras las respuestas, sigue leyendo. Te revelamos hasta "la letra pequeña" de esta prestación.
1. ¿Qué es el cheque-bebé?

Es una ayuda de 2.500 € que cobra la madre que ha tenido o adoptado un hijo desde el 1 de julio de 2007. El Senado aprobó el proyecto de ley que regula esta prestación el 6 de noviembre, y se plasmó en la Ley 35/2007, de 15 de Noviembre.
2. ¿Cómo se solicita?

La solicitud de esta ayuda se puede realizar a partir de la inscripción del niño en el Registro Civil.Los formularios 140 y 141, necesarios para presentar la solicitud, pueden descargarse y presentarse por Internet con firma electrónica a través de web de la Agencia Tributaria o en sus oficinas. También en la web de la Seguridad Social o a través del teléfono 901 200 345.
3. ¿Es compatible con otras prestaciones familiares?

Sí, el cobro de esta ayuda no inhabilita recibir otras ayudas, como el pago por maternidad de 100 € mensuales hasta que el niño cumpla los tres años. Además, las madres trabajadoras que cobren esta ayuda solo necesitarán rellenar el modelo 140 para percibir ambas prestaciones.
4. ¿Quién tiene derecho a la prestación?

Son beneficiarios las madres (o los padres en caso de fallecimiento de la madre) que hayan tenido o adoptado un hijo en España, siempre que lleven residiendo en España al menos dos años antes del nacimiento o la adopción. Este derecho existe desde el 1 de julio de 2007.
Es decir; si por motivos laborales o de estudios has estado viviendo fuera de nuestro país, aunque el bebé haya nacido aquí, no tienes derecho a la prestación si no puedes demostrar que has residido en territorio español durante los dos años anteriores.
5. ¿Tiene derecho a cobrar los 2.500 € una madre que lleva más de dos años viviendo en nuestro país pero que por un hecho fortuito (como unas vacaciones) da a luz fuera de nuestras fronteras?

No, porque el artículo 2.1 de la Ley que regula esta prestación dice que la madre será beneficiaria siempre que el nacimiento se haya producido en territorio español.
6. Una madre extranjera que reside de forma ilegal en España, ¿puede solicitar la ayuda si justifica que lleva más de dos años en nuestro país?

No. De acuerdo con el artículo 2.2 de la Ley, para tener derecho a la prestación de 2.500 euros es necesario que la beneficiaria haya residido de forma legal, efectiva y continuada en territorio español durante al menos los dos años inmediatamente anteriores al nacimiento o adopción.
7. ¿Y si el niño adoptado ha nacido en el extranjero?

El mismo artículo establece que hay derecho a la ayuda siempre que la adopción se haya constituido o realizado por la autoridad española competente. Es decir; en cualquier caso, ya que para que la adopción sea legal y pueda ser inscrito el niño en el Registro Civil, debe contar con el conocimiento de las comunidad autónoma correspondiente y el informe psicosocial afirmativo de adopción posterior al 1 de julio.
8. En el caso de que la adopción la realice un hombre, ¿puede cobrar el cheque-bebé?

Sí, el artículo 2.1. reconoce el derecho del padre a la ayuda si la adopción se ha producido por una sola persona. Además, la Ley especifica en el artículo 2, que si las personas adoptantes son del mismo sexo, tendrá derecho a la prestación "aquella que ambas determinen de común acuerdo", es decir, uno de los dos.
9. ¿Cómo se puede cobrar la ayuda?

Vía fiscal. Se puede percibir como una deducción en la cuota del IRPF. En este caso se puede cobrar como un pago único de forma anticipada.
Como prestación no contributiva de la Seguridad Social. Esta será la única forma de cobro en el País Vasco y Navarra, con sistema fiscal propio.
10. ¿Existe un límite máximo para presentar la solicitud desde el nacimiento del niño?

Si se solicita por vía fiscal, se puede pedir el cobro a la Agencia Tributaria de forma anticipada o esperar a presentar la declaración de la Renta correspondiente al año en que ha nacido el niño y aplicarla como una deducción del impuesto.
Las personas que no trabajan, no tienen obligación de presentar la declaración de la Renta o residen en el País Vasco o Navarra, lo reciben como una prestación no contributiva de la Seguridad Social de 2.500 €. En este caso, el derecho a su reconocimiento prescribe a los cinco años contados desde el día siguiente al del nacimiento o la adopción del niño.
11. ¿Cuánto se tarda en cobrar el cheque?

El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales comenzó a pagar el 20 de Noviembre las solicitudes presentadas antes de esta fecha. Además, se ha comprometido a que las solicitudes presentadas a partir de enero de 2008 se paguen en un plazo máximo de un mes.
12. ¿Quién tiene derecho a cobrar 1.000 euros de ayuda más?

A los 2.500 € se añade un pago único de la Seguridad Social de 1.000 € más en casos de nacimiento o adopción posteriores al 16 de noviembre si el solicitante:
Es familia numerosa y no sobrepasa determinado nivel de ingresos.
Es familia monoparental.
La madre padece una discapacidad igual o superior al 65 por ciento.
Para recibir esta prestación, el solicitante solo debe justificar que residía en España de forma legal en la fecha del nacimiento o adopción.
13. ¿Tiene derecho a cobrar 3.500 euros una mujer divorciada con dos hijos si espera un tercero de otro padre?

Es familia numerosa desde que solicita su reconocimiento en su comunidad autónoma, pero solo tendrá derecho a la prestación extra de 1.000 euros si justifica unos ingresos anuales inferiores a 11.000 euros.
14. ¿Es familia monoparental una madre soltera que conviva sola con su hijo, aunque tenga padre reconocido?

La Ley establece que tienen derecho a la prestación de 1.000 € las familias de padre desconocido o que demuestren que está desaparecido. No cobrará la ayuda si el niño tiene a los dos progenitores, aunque no convivan juntos y uno de ellos no tenga ingresos.
15. ¿Si el niño padece discapacidad tiene derecho a cobrar esta ayuda de 1.000 euros?

No, porque existe una prestación específica para él. Lo que ha hecho esta ley ha sido modificar la Ley General de la Seguridad Social, en la que se contemplan las prestaciones familiares. Una de estas prestaciones es la asignación económica por hijo a cargo, en supuestos de hijo con discapacidad.
Los menores de 18 años con un grado de minusvalía igual o superior al 33 por ciento percibirán 1.000 € anuales a partir de 2008 (hasta ahora estaban cobrando 581.66 € al año).
16. ¿En el caso de gemelos o mellizos se cobran 2.500 euros por bebé?

Sí, la ley establece claramente que el cobro es por hijo nacido o adoptado, así que la madre cobra 5.000 €. Diferente es la ayuda de 1.000 € por familia numerosa.
Si la madre tiene un hijo mayor a su cargo cobra 1.000 € (ya que solo al inscribir al tercer hijo sería familia numerosa). Si los gemelos tienen más de un hermano mayor, su madre cobra 1.000 € por cada bebé.En el caso de familia monoparental, el progenitor cobra 1.000 €, si no tiene más hijos y 1.000 € por cada bebé si tienen hermanos mayores.
17. ¿Puede ceder la madre el cobro al padre?

Sí, una vez se le haya reconocido su derecho y siempre que el padre haya residido de forma legal, efectiva y continuada en territorio español durante al menos los dos años inmediatamente anteriores al hecho del nacimiento o la adopción.

Trucos para incentivar su independencia

La autonomía que llegará a alcanzar un niño depende, en gran medida, de los avances que logre en esta primera etapa de intentos por hacer las cosas sin ayuda de nadie. Por eso, aunque tu hijo necesite tiempo y vosotros paciencia, es importante que aprenda a hacer las cosas por sí mismo a partir de los dos años.
¿Y cómo se fomenta en ellos ese espíritu de autonomía, de valerse por sí mismos? Su evolución les llevará a querer hacer las cosas ellos solitos. La función del adulto es reforzar esos intentos con palabras constantes de ánimo y elogios, para que sepan que están en el buen camino.

Hay que elogiar sus avances

La tendencia natural de la mayoría de los padres es recordar más las veces que su hijo desobedece que las que actúa correctamente... y es algo que debe evitarse. Los padres tienen que agradecer sus buenas acciones de forma directa por medio de actitudes como abrazos, palmaditas en la espalda, varios "oooh", "aaah", comentar el buen comportamiento con otras personas, alabar méritos, poner una voz entusiasta.... En esta etapa, lo que los niños necesitan es reafirmar su autoestima. Si no lo hacen, dependerán para todo de sus padres en exceso.

No lo pueden hacer todo

Hay muchas tareas que los niños de esta edad aún no pueden hacer, pero que... intentarán. De hecho, lo harán con especial interés. Ya se sabe que los niños suelen preferir aquello que resulta peligroso, desconocido y prohibido. En otras palabras: todo lo que no pueden hacer.
La recomendación de los expertos consiste en ofrecer al niño siempre una alternativa. Es decir, si por ejemplo a tu hijo le encanta ayudarte a meter las cosas en el lavavajillas y temes que pueda hacerse daño con los cuchillos, puedes decirle: «estoy muy contenta de que me ayudes a meter los platos y vasos en el lavavajillas, pero no los tenedores y cuchillos porque podrías pincharte y hacerte daño. ¿Qué tal si me ayudas con la cuchara grande de madera y después colocamos los tupper?».

No son perfectos

Las primeras veces que los niños intentan algo lo consiguen... a medias. Los especialistas apuestan por esperar a que el niño no nos vea para corregir lo que ha dejado mal. Si no, el niño puede asociar sus actos espontáneos y entusiastas con actos inacabados y erróneos. Pensará: "no lo hago bien y los mayores me lo corrigen". Obviamente, es necesario que vaya comprendiendo que, igual que descubre sus posibilidades, existen limitaciones.
El sistema nervioso central madura progresivamente. Un niño antes de los cuatro años no se podrá atar los cordones ni pelar fruta porque, biológicamente, no está preparado. Los adultos no deben recurrir a la expresión "eres demasiado pequeño...", porque le empequeñece aún más y puede minar su autoestima. Lo aconsejable es ponerse en su lugar, explicarle que hay cosas que nos fastidian porque no nos salen bien, pero que hay otras muchas en las que somos muy competentes. Ofrecerle una lista de tareas exitosas que antes no lo eran, por ejemplo: chutar una pelota, saltar, peinarse, abrocharse los botones..., suele dar muy buen resultado.

¿Cuánto dura la etapa de “yo solito”?

Que a esta edad quieran hacerlo prácticamente todo por sí solos no significa que vayan a actuar así para siempre, ni mucho menos. Son conductas típicas de esta etapa. Se trata de una edad muy temprana en la que es imposible predecir cómo será su comportamiento futuro. De hecho, es habitual que cuando una conducta ya no es una novedad y está adquirida, pierda interés y deje de hacerse o disminuya su frecuencia. A los padres les toca reforzar esas conductas deseables para que se mantengan en el tiempo.

Trucos para incentivar su independencia

Ofrecer alternativas

En lugar de ordenar: “¡ponte los zapatos azules!”, preguntarle: “¿qué zapatos prefieres, los rojos o los azules?” Así le ofrecemos dos posibilidades: a nadie le gusta no tener escapatoria y, además, incentivamos que el pequeño empiece a tomar decisiones.
Desviar su atención

Cuando se mantiene “erre que erre” con alguna idea descabellada, como por ejemplo, querer salir a la calle con el pijama o sin chaqueta en invierno, usaremos la técnica de la distracción. En lugar de preguntarle: "¿quieres ponerte la ropa?" y después: "¿quieres que te cuente una aventura muy divertida del gato Tom?", lo mejor es preguntarle sólo si quiere que le contemos una aventura, no si quiere ponerse la ropa. El objetivo es desviar la atención hacia otro tema mucho más atractivo.

Cómo ayudarles a que hablen más y mejor

Desde que nacen, nuestros hijos intentan relacionarse. Tratan de hacerse entender, primero con llantos, y más tarde con gorgojeos, sonrisas, gestos… poco a poco irán desarrollando el mejor de los medios de comunicación: el habla.

La evolución del lenguaje varía mucho de unos niños a otros, depende de sus propias capacidades y también de la estimulación que reciba de su entorno (del que nosotros somos parte fundamental). No se puede establecer una fecha como inicio del lenguaje. Pero suele considerarse dentro de la norma la aparición de la primera palabra entre los 9 meses y los 18 meses. Muy a grandes rasgos la evolución del lenguaje sigue la siguiente pauta:

Sobre los 8-12 meses los niños balbucean , y tratan de repetir más aquellos sonidos que se parecen a las palabras que les decimos (“mamá”, “papá”, “auá”, “pipi”...).
Entre los 24-30 meses poseen un vocabulario expresivo más o menos reducido pero que les permite hacerse entender. Ya van comprendiendo órdenes sencillas sin apoyo visual, aunque estén descontextualizadas.
A los tres años repiten frases.
Y a los cuatro años son capaces de contar lo que les pasa.
¿Qué podemos hacer los padres para prevenir los problemas en el lenguaje de nuestros hijos?

Pues intentar que comprendan y hablen más. Esto hay que hacerlo de forma espontánea y sencilla. Para ello lo mejor es:

1.- Aprovechar las experiencias de la vida cotidiana para ayudarle a comprender más cosas.

2.-Tomar siempre una actitud positiva, valorando las cosas que el niño hace o dice, fomentando su curiosidad y su interés por aprender. Cuando se equivoque se le corregirá pero sin centrar la atención en sus errores, si no al contrario, haciéndole ver sus progresos y dándole el modo correcto .

ACTIVIDADES PARA CADA FASE DEL DESARROLLO INFANTIL

DESDE EL NACIMIENTO: hacer que atienda y recuerde cosas. Podemos captar su atención con nanas o canciones de juego, siempre utilizando las mismas canciones para que las recuerde y las asocie a las actividades que hacemos con él cuando se las cantamos. También es bueno colocarle un móvil de animales o figuras en la cuna para que se fije en él ...
A PARTIR DEL PRIMER TRIMESTRE: ya puede intentar imitar nuestros gestos y palabras. Ésta es una actividad a la que es bueno dedicarle un tiempo, observar al niño teniéndolo sentado en la hamaquita, o mejor entre nuestras manos con su cabeza frente a la del adulto. Después hay que iniciar la comunicación con él. Podemos cantarle suavemente, repetir vocales, hacer gestos con los ojos o la boca, o simplemente esperar e imitar sus propios gestos o gorjeos, que también está muy bien.
A PARTIR DE LOS 9 MESES: logra identificar objetos, animales y personas. Lo hace nombrándolos, señalando lo que más le atrae... Nosotros podemos repetirle el nombre de esas cosas y esperar pacientemente a que vaya formando la palabra en su lenguaje.
A PARTIR DE LOS 12 MESES: puede comprender prohibiciones, órdenes y frases habituales que empleamos con él.. Cuando el niño se acerque a tocar algo que no queremos que toque le diremos en voz clara pero sin gritar no; entonces el niño se detendrá y al cabo de unos segundos intentará seguir tocándolo, pero nosotros le distraeremos con otra cosa y repetiremos la negación cada vez que se acerque al objeto.
ENTRE LOS 20 Y LOS 24 MESES: consigue identificar a animales y personas junto con las acciones que desempeñan. Aparecen las primeras frases, que no son más que la combinación de dos palabras. Podremos estimularle utilizando libros, películas o simplemente la vida cotidiana para hacer que se fije en las acciones y los actores.
En general hay que conseguir que el niño sienta la necesidad de expresarse por medio de las palabras. Para ello todos los que pasamos tiempo con él tenemos que ayudarle. Nosotros los padres, pero también los abuelos, tíos, hermanos, maestros...

Tenemos siempre que hablarle, decirle cada cosa lo que es, aprovechando su curiosidad. Entre los 18 y los 24 meses empezará a decirnos “¿qué es esto?"; ahí nosotros tenemos que responder de forma clara con el nombre del objeto, y ponernos también a contarle sus cualidades, para qué sirve, de qué esta compuesto...

Así poco a poco iremos consiguiendo que el niño se sienta rodeado de un mundo de palabras que ayudan a definir la realidad. De este modo es como podemos conseguir que se sienta motivado para verbalizar sus percepciones.

Os proponemos ahora una serie de juegos que le ayudarán a tener más atención y gusto por el lenguaje.

JUEGOS PARA POTENCIAR EL USO DEL LENGUAJE (A partir de 24 meses)

Para fomentar la comprensión oral se puede JUGAR A:

1.-

CUÉNTAME UN CUENTO.

Debéis leer un cuento sencillo y que atraiga al niño. Antes o después de la lectura es bueno que comentéis con él los elementos del relato:

Quién es el protagonista.

Dónde se realiza la acción

Cuándo se produce la historia

Y una vez finalizada la lectura conviene hacer una recapitulación de la historia para ayudar al niño a que sepa ordenar bien las cosas en el tiempo:

Primero ocurrió que...

Después ...

Por último...

2.-

POR FAVOR AYUDA A PAPÁ (o a MAMÁ).

También podemos pedirle que colabore en alguna tarea: preparar el desayuno, ordenar ropa en los armarios o reparar algún electrodoméstico.

Nosotros le iremos explicando en cada momento lo que está haciendo. Estas explicaciones contribuyen a ir enriqueciendo su lenguaje y le enseñan cómo se construyen bien unas frases, que cada vez irán siendo más complejas.También se le pueden dar órdenes del tipo: “Dame el jersey amarillo que está en la percha pequeña”. Teniendo en cuenta que cada vez se irán ampliando las proposiciones de las órdenes. Por ejemplo:

"Dame el jersey amarillo que está colgado en la percha pequeña".

"Dame el jersey amarillo que está colgado en la percha pequeña y abróchale los tres primeros botones empezando por arriba".

Ir haciendo las frases más y más complicadas, pero siempre en función de la atención que le pueda poner.

Para fomentar la expresión oral se puede JUGAR A:

1.-

LAS PALABRAS

Recurrimos a objetos que el niño conoce y jugamos a decir su nombre.

Cogemos tres juguetes los ponemos encima de una mesa, nos sentamos enfrente de él y decimos el nombre de uno de los juguetes. Él tiene que tocarlo y repetir su nombre. Solo entonces le damos el juguete.

No hay que insistir en la palabra. Esto es un juego, el juego de hablar, y en él es importante esperar en silencio hasta que el niño pueda contestar (si pasados unos segundos no repite el nombre no insistimos y pasamos al segundo objeto, pero no se lo damos).

2.-

LA LENGUA JUGUETONA

Este juego lo podemos practicar en casa con toda la familia; para ello sólo necesitamos un espejo de pared y un poco de atención.

sacamos la lengua

subimos la lengua hacia la nariz

bajamos la lengua hacia la barbilla

nos lamemos las comisuras de los labios

hacemos pedorretas con la lengua entre los labios

sacar y meter la lengua rápido o lento

Podemos hacer estos juegos como si fuesen de imitación .

- Mira lo que hago...¿Tú puedes hacerlo?

Con éstos sencillos ejercicios conseguimos estimular la correcta articulación de los fonemas, que son los sonidos de cada palabra. La lengua está formada por varios músculos, lo importante es que el niño tome conciencia de que puede hacer muchas cosas con ella (incluso, y aunque no esté en el juego, hablar correctamente).

3

YO SOPLO, TÚ SOPLAS

Cantamos la canción del cumpleaños y apagamos la llama de una vela que cada vez pondremos más lejos (hasta llegar a unos 50 centímetros del niño). Podemos hacer un molinillo de viento y soplar para que se mueva. También con medio vaso de agua, una pajita y un buen chorro de jabón líquido podemos hacer pompas, sin utilizar ningún pompero.

Con éste tipo de juegos nuestro hijo irá dándose cuenta de cuál es el tipo de respiración correcta ( inspirar por la nariz, con ayuda del diafragma, y espirar por la boca) y tendrá cada vez más control sobre el aire espirado. Esto es muy importante para que pueda “proyectar la voz”, es decir, controlar la fuerza que le pone a cada palabra, conseguir que le entiendan los que no están a su lado sin necesidad de gritar.

"La comprensión y la expresión oral debe ser buena a partir de los 4 años. Si tu hijo no sabe mantener una conversación sencilla, o si lenguaje es difícil de entender después de esa edad, si no repite frases o no localiza la fuente del sonido con 3 años, lo mejor es acudir al profesor de audición y lenguaje de su colegio para que te oriente sobre lo que se debe hacer y qué profesional puede ayudarlo (otorrino, logopeda, psicólogo, foniatra...)"

ROSA BUENO MASIÁ
PSICOLOGA-LOGOPEDA DEL CENTRO ESTIMULS

Para saber más: los bebés hablan idiomas.

Los niños cuando empiezan a balbucear emiten sonidos de todos los idiomas. La laringe humana es igual en toda la especie, por lo que un recién nacido, en España o en Venezuela, tiene las mismas capacidades para hablar chino que un niño nacido en China. Lo que ocurre es que el bebé según va desarrollando el lenguaje, olvida los sonidos que no pertenecen a la lengua materna. Y eso es un poco por nuestra causa.

Los que rodeamos al bebé, cuando le oímos hacer un sonido que sería correcto por ejemplo en chino, nos parece que el niño está haciendo ruidos, así que no lo estimulamos. En cambio no paramos de emitir combinaciones de sonidos que pertenecen más a nuestra lengua (“ papá”, “mamá”, “pipi”, “aua”,...). Cuando el niño se pone a repetir éstos sonidos ve que nosotros reaccionamos con alegría, que esos sonidos sí tienen significado para nosotros, así que se centra en esas palabras que le decimos, jugando o cantándole, y se va olvidando poco a poco de los otros sonidos.