miércoles, 7 de octubre de 2009

Cómo dar el pecho

Es probable que sepas que se han estudiado en profundidad las ventajas y desventajas de amamantar un bebé. También, son muchas las cosas que has oído a tus amigas o a tu madre sobre el tema. Hoy ha llegado el momento en el que vas a amamantar a tu hijo y sabemos que te surgen muchas dudas. ¿Cuánto tiempo es el óptimo? ¿Qué beneficios tenemos mi bebé y yo? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo baja la leche? ¿Y si no puedo hacerlo bien? ¿Cómo participa el padre?. Aquí encontrarás un resumen que ayudará a contestar a tus preguntas y que pretende que esta experiencia la disfrutes tranquila y segura.
Solo cosas buenas
La leche materna contiene células vivas que son difíciles de reemplazar, está hecha especialmente para el recién nacido y le brinda todos lo nutrientes que éste necesita para crecer de forma normal. Tiene la ventaja de estar siempre a la temperatura adecuada, es fresca, limpia y no contiene bacterias. Crea en el bebé defensas que disminuyen las probabilidades de infecciones y de enfermedades gastrointestinales. Además, son menos frecuentes los cólicos y el eczema atópico en los recién nacidos que la consumen.
Estas son las palabras que resumen las ventajas de amamantar: Amor, alimento perfecto, bebé más feliz, conveniencia, comodidad, mejor desarrollo dental, económico, fácil y ración de leche siempre correcta.
Si no vas a poder amamantar a tu hijo, solo lo harás durante un corto periodo de tiempo o simplemente el pediatra ha dicho que tienes que complementar su alimentación con un sustituto, no te sientas culpable, ni frustrada por no tener esta experiencia. No pienses que estás siendo mala madre, ni tengas temor de estarlo privando de las ventajas de la lactancia materna. Hoy en día el 70% de las mujeres no amamantan a sus bebés o solo lo hacen durante 3 o 6 semanas. En los tiempos modernos la lactancia impone una gran exigencia física, ya que no solo obliga a la madre a estar las 24 horas al día junto a su bebé, sino que determina su estilo de dieta y en la mayoría de los casos somete a la madre a una esclavitud que ella estaría encantada de ofrecer, pero que materialmente es imposible de cumplir.
Gracias a la ciencia, existe la leche de vaca maternizada, que puede ser un sustituto de la leche materna en la parte nutritiva. No te olvides que la tecnología lleva muchos años desarrollando y mejorando las fórmulas de los preparados lácteos para bebés, garantizando cada vez más que está protegido y nutrido de manera adecuada. Si no es posible amamantarlo, una buena leche, toda la asesoría del pediatra y tus cuidados serán suficientes para que tu hijo se desarrolle sano y fuerte.
Datos de interés
En las últimas semanas del embarazo y entre los tres y cinco primeros días después del parto, la glándula mamaria segrega el calostro. Esta sustancia de transición tiene gran aporte calórico, pero no cuenta con suficientes proteínas. Normalmente, la llamada "bajada de la leche" ocurre entre el tercer y el quinto día después del parto. La leche definitiva, que tiene un mayor aporte de proteínas, se produce aproximadamente a los 15 días.
Se calcula que un recién nacido toma 30 centímetros cúbicos por kilo de su peso. Es decir, si pesa cinco kilos, toma 150 centímetros cúbicos de leche. El 50% de la leche se extrae en los dos primeros minutos de succión; y entre el 80 y el 90%, en los cuatro primeros. En el resto del tiempo, el niño termina de saciarse. Además, no toma los diez minutos de corrido, ya que tiene que descansar y respirar.
Los bebés mismos regulan el volumen que toman; así que el peso es la única medida para saber si está tomando lo que necesita. Hay médicos que dicen que el niños debe tomar diez minutos por pecho, pero es sólo una referencia. Cada mamá ve cuando queda satisfecho su hijo. ¿Cómo? Por lo inquieto que está, por su llanto, etc.
El hecho de producir más o menos un litro de leche al día consume una gran cantidad de calorías. Estudios señalan que se necesitan 700 calorías diarias adicionales, y se calcula que durante el embarazo se han acumulado cuatro kilos en reservas grasas para la lactancia. Por lo tanto, en seis meses el organismo vuelve a su peso original.
Como amamantar
Es importante saber cómo se le debe dar pecho a un bebé. Muchas veces la lactancia se suspende porque el niño no engorda, y lo que pasa es que no sabe mamar. Lo importante es que los dos se encuentren cómodos. Algunas de las cosas para tener en cuenta son:
- Debes estar sentada en una silla más bien baja y con brazos para apoyarte, y utilizar un reposapiés para descansar los pies.
- Comprueba que su pañal esté seco; luego pon al bebe semisentado.
- Sujeta su peso con un brazo, y con el otro acércalo cariñosamente hacia ti de manera que la cara quede en el pecho. Al acercar la boca, su reflejo de orientación le llevará a abrirla para coger el pezón.
- Fíjate que sus labios cubran el pezón y gran parte de la aureola.
- Cuando el bebé comienza a succionar, se produce un vacío y sale la leche. Está desencadena el reflejo de tragar.
En un principio, el recién nacido está adormecido y parecerá que no tiene hambre. Esto es normal y poco a poco va despertándose.
Si el niño no se desprende del pecho, se puede introducir un dedo por la esquina de su boca para inhibir la succión y retirarlo suavemente.
El principio y el fin
Para evitar que la leche se "seque" es importante descansar y dormir bien, además de estar predispuesta favorablemente hacia la lactancia y tener presente todas las ventajas que ella implica.
Los primeros días no necesitará comer demasiado. El recién nacido tiene que aprender a manejar una nueva sensación, el hambre. Durante la gestación la placenta le suministraba todo lo que necesitaba, ahora tiene que aprender a satisfacer ésta necesidad. Además como su sistema digestivo tiene que madurar, debe recibir poco alimento en cada toma para poder digerirlo. Mientras él aprende a succionar, tus pezones se irán adaptando a la succión. Cuanto más succione, más leche producirás.
El organismo regula la producción de leche según lo que toma el recién nacido. Al comienzo, los niveles de prolactina (hormona que estimula la producción de leche) son altos durante todo el día y se produce más leche de la que el bebé toma.
Cerca del mes, se aprende a responder a los estímulos como el llanto o la hora. Sólo en esos momentos sube el nivel de prolactina y "baja" por la leche. Además, la producción de leche se regula según el vaciamiento de los senos. Existen también medicinas que aumentan los niveles de prolactina.
La leche materna se digiere más fácil y rápidamente que la leche artificial, por lo que el bebé necesitará ser alimentado, generalmente cada tres horas.
A partir de los tres meses, trata de acostumbrar a tu hijo a tomar sus comidas cada cuatro horas, con cinco tomas al día más una o dos por la noche.
Para el quinto mes se empiezan a incorporar otros alimentos, es probable que logres suprimir la toma nocturna y ambos podáis dormir toda la noche.
Seis meses de lactancia materna es lo más recomendable, aunque es difícil para las mamás que trabajan. Es recomendable al menos cuatro meses de pecho exclusivo, y después se puede complementar con otra comida. A los seis meses el intestino ya está maduro, la leche materna cambia su composición, baja su aporte calórico y el niño necesita más hierro y vitaminas. Por eso es bueno agregar otros alimentos que además le enseñen nuevos gustos.
En ese momento comienza el destete, que puede durar unas semanas o meses, según lo quiera la madre. A los seis meses se cambia una toma por comida, con lo que baja de forma gradual la producción de leche. Luego, entre los siete y los ocho meses, se le cambia otra y así sucesivamente. Este proceso se hará mes a mes o semana a semana de acuerdo a las circunstancias.
Tú debes tomar una decisión: puedes mantener una combinación de comida y pecho o cambiar éste por biberón. Lo importante es que lo hables con el pediatra, que estés segura de lo que vas a hacer y, si decides dejarle de amamantar, hazlo en forma gradual para no deteriorar la relación con tú hijo.
El hecho de cortarse la leche bruscamente produce, muchas veces, sentimientos de culpa y ansiedad. Por eso se necesita una preparación psicológica y un cambio lento, lo que también ayudará a que el bebé no sufra problemas intestinales.
Para lograr una lactancia satisfactoria y un destete sin traumas, es fundamental la tranquilidad de la madre y el apoyo familiar. Es necesario comprender que debe haber un cambio en el ritmo de vida, ya que no todo puede ser igual si ha llegado una nueva persona a la familia.
Cómo participa el padre
Para que la madre se sienta relajada y feliz, es fundamental el papel del padre. Con él se forma lo que los especialistas llaman "el trío de la lactancia". Muchas veces, el papá no participa en los primeros meses de vida de su hijo, ya sea por falta de experiencia, exceso de compromisos o porque ve al bebé y la lactancia como tarea exclusiva de la mujer. Lo habitual es que intervenga cuando el niño empieza a hacer gracias y a reconocerlo.
El poco apoyo del padre provoca una gran tensión en la madre que además de luchar con el estrés propio de su nuevo papel, tiene que hacerlo con un marido que quiere ir al teatro o salir a comer y no puede porque ella tiene que dar pecho o está cansada. Fundamental es que el padre comprenda que su mujer va a estar limitada en una serie de cosas y que muchas de las actividades que hacían antes tendrán que ser aplazadas.
Hay que compartir las funciones. Por ejemplo, si hay que levantarse en la noche porque el recién nacido llora, podéis turnaros; o si la madre está cansada, el padre puede cambiarle. Una buena medida es que una vez que el niño ha terminado de comer, que sea el papá el que le ayude a eliminar los gases y le cambie. Eso le produce al padre una sensación de cariño y pertenencia porque forma parte del proceso.

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