miércoles, 7 de octubre de 2009

Dormir de un tirón

No está comprobado que los bebés vengan con un pan debajo del brazo pero desde luego, en la mayoría de los casos, vienen con ganas de guerra por la noche. La verdad es que estrenada la condición de padres ya nunca se vuelve a dormir como antes.


El bebé recién nacido: Hay padres a los que les toca el gordo de la lotería, es decir, tienen un hijo que en pocos días y de forma natural empieza a alargar las tomas de la noche hasta dormir entre seis u ocho horas seguidas. Pero exceptuando a estos afortunados entre los que entendemos no te encuentras, la mayoría viven la experiencia de tener un bebé con el ritmo cambiado, es lo que los pediatras llaman “sueño invertido”. Esto ocurre porque el niño en su vida intrauterina se dormía acunado por la actividad diurna de su madre, y despertaba en la horas en las que su confiada mamá dormía.
En cualquier caso, a un niño recién llegado al mundo no solo es inútil, también contraproducente intentar adaptarle a los horarios de un adulto. Los bebés necesitan comer cuando lo piden y dormir cuando lo necesitan. Así de sencillo y de agotador. Esto no quiere decir que en casa se deba cambiar las costumbres, procura, si estás dándole biberón, tener todo preparado y a mano, tener un calientabiberón en tu habitación te ahorrará paseos y minutos. Intenta dar las tomas nocturnas a tu hijo con una luz tenue, en un ambiente tranquilo y no las alargues interminablemente. Así estarás ayudándole a ir diferenciando el día y la noche.
De cualquier forma un niño no sólo se despierta por la noche por hambre, puede estar incómodo por muchas razones, desde tener el pañal mojado hasta tener frío o calor. Tócale las manitas y la nariz, si notas que están frías, ahí tienes una razón probable. Si por el contrario el niño está sudando, quítale algo de ropa con cuidado de no pasarte para evitar que tenga un cambio de temperatura brusco. Es mejor poner a lo niños pijamitas que abriguen a taparlos con mantas y edredones. Estar demasiado arropados puede ser una de las causas de muerte súbita. Asimismo, el bebé se puede despertar por la razón más bonita del mundo: que se sienta desprotegido en ese sitio tan enorme que es la cuna y necesite sentir el olor de su madre.

Los famosos cólicos de lactante son otra de las causas de miles de noches en vela. Se producen porque el sistema digestivo del bebé no está totalmente maduro. Normalmente aparecen al final de la tarde y pueden llegar a durar hasta que amanezca, aunque esto no es lo normal. Si tu hijo los padece debes armarte de una paciencia infinita, el bebé es el que peor lo pasa, aunque tu lleves muchas noches sin dormir. Aunque los pediatras no lo aconsejan, hay madres que se empeñan en probar con distintos remedios: anís estrellado, medicamentos infantiles para los gases, y un sinfín de remedios que no sirven para nada en el caso del bebé con cólicos.
Prueba a poner el bebé boca abajo en tu antebrazo o regazo y mécelo, hazle un masaje muy suave de forma circular en su tripita teniendo mucho cuidado con el ombligo, háblale con mucha ternura y bajito aunque sus gritos no te dejen oírte a ti misma, pon música clásica, pasea con él haciendo vaivén, ten mucha paciencia e intenta dormir mucho durante el día para estar fuerte por la noche. Piensa que los cólicos siempre pasan, como tarde a los tres meses han desaparecido, que unos días o unos meses en tu vida no son nada, que no revisten gravedad alguna, que no dejan secuelas y que es una auténtica crueldad dejar a un bebé con cólicos llorando en la cuna. Además, puedes estar segura que cuando veas a ese serecillo que ahora te cabe en un brazo hecho una torre humana, te dará mucha ternura pensar la cantidad de noches en vela que os pasasteis juntos. Y sino, al tiempo.
A partir de los cuatro- seis meses: Como para cualquier otra faceta del niño, no hay una edad exacta para que un bebé empiece a dormir de un tirón. Unos lo hacen a los cuatro meses y otros a los ocho. Muchos niños empiezan a saltarse las tomas de la noche y se realiza el milagro, pero también muchos siguen despertándose porque no han aprendido a dormirse solos y en su cuna. Como ya hemos dicho antes, intentar educar a un niño de menos de cuatro meses es inútil, si además ha estado malito o ha tenido cólicos es lógico que se haya quedado con malas costumbres. No sois responsables ni tú ni él.

Existen varias pautas que son aconsejables seguir para lograr tu objetivo. La primera son los horarios. Cuanto más regulares sean más tranquilo estará el bebé para conciliar el sueño. Debes empezar desde por la mañana marcando un ritmo, que aunque no decimos que deba ser super rígido, si metódico. Por la noche, es importante que el niño asuma que después del baño viene la cena y que después de ésta viene la cuna. Procura acostarle entre las ocho y las nueve, a esta hora el cerebro produce una hormona llamada melatonina que incita al sueño, “si se le pasa la hora”, es decir que ha pasado mucho tiempo desde su secreción hasta que le acuestes, hará el efecto contrario y tardará más en dormir.

Lo perfecto sería que el niño no se quedara dormido en tus brazos, ya que cuando tenga un pequeño sobresalto a lo largo de la noche o no duerma tan profundamente, reclamará estar donde el pensaba que estaba: a tu lado. Si es necesario quédate cerca de la cuna para que note tu presencia pero sin tocarle. Aunque parezca mentira, también funciona ponerle a su lado un peluche que le guste o un pañuelo que huela a ti. Tampoco es aconsejable intentar cansarle mucho durante el día pensando que dormirá mejor de noche, el agotamiento excesivo impide dormir.

Si al salir del cuarto el niño llora, vuelve a entrar, tranquilízale hablando bajito y con una pequeña caricia pero no le saques de la cuna.

Hay veces que el caso se complica un poco, y que por no saber si lo estás haciendo bien o no, o sencillamente porque no puedes más y prefieres dormir con él que no dormir, el problemilla aumenta y no encuentras salida. Te aconsejamos que te compres el libro “Duérmete niño” del Dr. Estivill. Si realmente cumples su método, sin cambios personales, te aseguramos que tu hijo empezará a dormir como un bendito. Suerte y al toro.

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